La República Cubana de Venezuela

La “Operación Libertad” en Venezuela está resultando un chiste, una broma de mal gusto para los demócratas del mundo. Lo que debió ser el despertar de los venezolanos está siendo la mayor de las vergüenzas. La última manifestación convocada por Juan Guaidó, el autodenominado presidente encargado de Venezuela, fue un fracaso rotundo. Solo unas cuantas decenas de personas acudieron a los cuarteles para solicitarle a los soldados que se unan en contra de la dictadura de Nicolás Maduro.

Nos preguntamos, entonces, ¿cuántos venezolanos se manifiestan públicamente en contra de la tiranía chavista? ¿Cuántos se quedan en sus casas esperando que otros les resuelvan sus problemas de soberanía? Y, ¿cuántos son capaces de defender con uñas y dientes la dictadura socialista por los beneficios que reciben de ella? En la práctica, con cada intento fracasado en contra de Maduro lo único que logra la oposición democrática es la consolidación de la dictadura venezolana.  

Maduro y su corte totalitaria sigue firme por la intervención descarada de Cuba, que ha invadido Venezuela de una manera muy sutil, sin la necesidad de movilizar tropas de un solo golpe. Cuba ganó expertise exportando su revolución en Angola y Etiopía por encargo de la ex Unión Soviética (Cuba recibía un millones de dólares diarios del Kremlin hasta antes de que cayera el Muro de Berlín). Hoy, con esa experiencia, los servicios de inteligencia castristas dominan a Maduro. Las instituciones más importantes de la dictadura venezolana están controlados por personal cubano. Ni que decir de la Armada, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Soldados cubanos disfrazados de médicos y enfermeros, junto a la guardia de motorizados, controlan al milímetro a la población. Estrategia comunista, tal como Sendero Luminoso instaló en algunas barriadas, pueblos jóvenes y comunidades andinas durante la época del terrorismo en el país (“El partido tiene mil ojos y mil oídos”).

Los cubanos destacados en Venezuela protegen al chavismo porque de esto depende el suministro energético de la isla del Caribe (petróleo por ayuda militar). Los pueblos en la frontera con Colombia son zonas liberadas controladas por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los narcoterroristas operan libremente por ser el soporte armado del chavismo. En este contexto, el Gobierno cubano domina Venezuela. Cuba se apropió del país llanero a la vista y paciencia de las “democracias” latinoamericanas, que también son otro chiste en la mayoría de países.  

Para liberar a Venezuela se necesita mucho más que el reconocimiento de Guaidó como presidente interino. Como diputado, representa a un electorado acobardado frente a un Gobierno que compra la sumisión de sus pobladores con bolsas de alimentos. La Operación Libertad fracasa porque le falta un brazo armado que le haga frente al invasor castrista. En esto, el servicio de inteligencia cubano ha resultado ser más inteligente que el norteamericano. En la práctica, Venezuela ha dejado de ser la República Bolivariana de Venezuela para convertirse en la República Cubana de Venezuela. Guaidó no tiene vela en ese entierro. No controla ninguna institución.

Perú podría terminar como Venezuela, incluso Argentina si Cristina Fernández es elegida en las elecciones presidenciales de octubre próximo, votada por las turbas pedigüeñas que son iguales en Venezuela, Perú, Argentina y en toda la región. No se trata de simples opositores políticos, sino de una ideología déspota y absolutista que pretende instalarse en la región burlándose de las democracias enclenques.

El intento de la semana pasada debe servir para repensar la estrategia para la recuperación de Venezuela. Una alianza firme entre civiles y militares es la única esperanza para provocar más que un susto a Maduro y su camarilla.