Herberth Cuba
La realidad y la comunicación de riesgos
A propósito de la pandemia Covid-19
El nuevo ministro ha inaugurado su gestión con reiteradas conferencias y entrevistas ante los medios de comunicación. Las declaraciones de las primeras 24 horas han generado una serie de comentarios y críticas, debido a la indefinición de algunos aspectos de la lucha contra la pandemia, que ya se arrastraban desde su antecesora. Las controversias aparecen porque es cada vez mas difícil segmentar a los auditorios blanco (público objetivo) debido a la instantaneidad de las redes sociales y de los medios de comunicación. Esta es una pandemia que se aprecia, se conoce, se vive, se estudia y se combate en tiempo real y en simultáneo a nivel mundial.
El Ministerio de Salud (Minsa) en esta pandemia emite mensajes articulados a públicos-objetivo diferenciados. Unos mensajes están dirigidos al Consejo de Ministros y el jefe de Gobierno. En este nivel las comunicaciones son tecnopolíticas y proponen las grandes líneas de acción del Gobierno. Otros mensajes son dirigidos a los funcionarios y servidores de todo el aparato de Gobierno y de los sectores. Son comunicaciones técnico administrativas. Es la conversión de los grandes lineamientos políticos y técnicos, en normas, directivas y sistemas de gestión, a través del planeamiento, organización dirección y control, que se adapten a la realidad local para satisfacer las necesidades del ciudadano. Y otros mensajes están dirigidos a la población en general. El ciudadano debería recibir una mezcla óptima de comunicación articulada en su casa, en su zona y en su territorio que le permita satisfacer sus necesidades de salud, además de los aspectos que le conciernen en modo directo y de acuerdo con su realidad.
La retroalimentación es el requisito indispensable para que el proceso mejore y se corrijan los errores. ¿Cuál es la novedad? Que los tres públicos objetivo tienen acceso al contenido y a la forma de la comunicación de los tres auditorios blanco, en modo simultáneo e instantáneo. Por ejemplo, una actividad que ofrece el presidente debe estar implementada a disposición del usuario. Las incoherencias, las fallas y las indefiniciones, se vuelven evidentes y son fuente de controversia y conflicto. Algunas quedarán como anécdotas históricas inconvenientes en una pandemia.
Una muestra: la indefinición en el rol que se atribuye a los análisis de laboratorio en la pandemia Covid-19. Un modelo se basa en el rol central de los análisis de laboratorio. Implica la detección precoz y aislamiento del caso positivo, búsqueda de contactos y luego nuevas pruebas de laboratorio para los contactos y a los que resulten positivos; despues se reinician las búsquedas a sus contactos, y así en modo sucesivo. En otro modelo, el rol de los análisis es accesorio. Los análisis de laboratorio solo se usan para los casos moderados y graves, para confirmar el diagnóstico. Los pacientes leves, los portadores sanos y la población en general quedan en aislamiento y cuidado en casa. Se detecta a un paciente positivo, y luego, sí algún miembro de la familia o del conglomerado humano en que se encuentra, enferma con los mismos síntomas, se infiere que todos son portadores del Covid-19, sin necesidad de análisis de laboratorio.
Es obvio, que dependerá del modelo utilizado para seleccionar el tipo y calidad de los kits de análisis de laboratorio y la magnitud de la adquisición. Tanto la exministra saliente como el nuevo ministro han entrado en serias controversias comunicacionales en este aspecto. Los medios han dado cuenta de la controversia. El presidente y el ministro de Salud deberían explicar a la población y a los servidores del Sistema Nacional de Salud cuales son las características del modelo que aplican y, en consecuencia, el rol de los análisis de laboratorio.
Otro ejemplo de indefinición es el rol que deben desempeñar cada uno de los niveles de atención de salud (institutos, hospitales, centros y puestos de salud). ¿Cuál es el rol y qué nivel de participación debe tener cada uno de los 8,000 establecimientos de salud públicos? Además, ¿cuál sería el rol y en qué nivel de atención participaría el sector privado? Es necesario crear roles funcionales y de gestión para los establecimientos del primer nivel de atención de salud. Es necesario precisar su capacidad de respuesta en la fase 3 de propagación del virus;, es decir, en la propagación comunitaria del virus. Los roles de los diversos establecimientos de salud deberían estar sujetos a las características del modelo de respuesta frente a la pandemia.
Además, existe indefinición frente al rol del aislamiento social; es decir, que sea solo para conglomerados de riesgo o para toda la población. En el mundo hay explicaciones para ambas propuestas. Sin embargo, la falta de definición y claridad conceptual por parte del Minsa cuando se optó por el distanciamiento social, el aislamiento social y la cuarentena hizo proclive la tendencia al desacato. Aún continúa el debate sobre el uso y la importancia de las mascarillas y los equipos personales de protección (EPP). La inacción del Minsa permitió un debate interminable; pero sobre todo impidió el abastecimiento oportuno y a precios razonables. Aunque parezca increíble, ese es el mayor reclamo de los servidores de la salud y de la población. La escasez de mascarillas y de los equipos de protección personal es real. El contexto que otorga un modelo permite al ciudadano comprender y sacrificarse. Es necesario que vislumbre el final del túnel.
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