La política nacional en el contexto de junio

Exactamente hace un año, el hoy mandatario Pedro Castillo se preparaba para asumir la presidencia nacional. En aquel momento lo que ahora es la oposición hacía denuncias de fraude (sospechas con evidencias claras) sobre los resultados de la segunda vuelta. La oposición, sobre todo en el Congreso, luego de las primeras marchas callejeras contra un fraude que aún no se ha probado, no sería la misma.

Si Vizcarra tuvo el cisne negro del covid-19, Castillo tiene la guerra en el oeste de Europa, que ha encarecido las materias primas y, sobre todo, ha puesto de vuelta y media la gobernabilidad en varios países de Europa, Asía y África. Los países emergentes, y sobre todo los de la región, han mostrado cierto músculo frente a la decisión de la FED norteamericana que, frente a la crisis económica venida del oeste europeo, ha elevado las tasas de interés. Ya no habrá dinero barato. Pedro Castillo, le debe en cierta forma, toda la tranquilidad económica al BCR y su presidente.

Jens Stoltenberg, mandamás de la OTAN, acaba de advertir que Europa debe prepararse porque la guerra en Ucrania posiblemente durará varios “años”. Malas noticias para Castillo. En el mediano plazo, la gasolina de 95 octanos se estima que llegue a S/ 33 el galón, y la de 98 octanos encima de los S/ 36. Inflación, inflación e inflación. Si todas las proyecciones son negativas, el próximo año será duro para un gobierno que, todo así lo indica, no tiene condiciones objetivas para desarrollar el proyecto de la asamblea constituyente. 

La política doméstica se tiene que colocar bajo ese frame (como dirían los politólogos gringos), bajo ese marco. El mes de junio ya termina, con un inusual frío de invierno en la capital peruana. Hace un año Castillo pensaba en su primer Gabinete de guerra para enfrentar al Congreso, a la oposición parlamentaria, que ahora no se sabe qué es ni quienes son. 

La real politik necesita siempre altas dosis de astucia. La oposición, o lo que queda de ella, y en general todas las fuerzas políticas piensan ya en quién sucederá a Maricarmen Alva (una halcón frente a las “palomas” de su propio partido). La llave la tienen varios: Alianza Para el Progreso –es decir, César Acuña–, Somos Perú y una parte de Acción Popular. Dicen que se necesita un parlamento con un presidente y su mesa directiva fría, como Gladyz Echaíz (pero Acuña no la quiere) para los tiempos políticos difíciles que vendrán. Otra vez, repito, la inflación: alza de los precios de los combustibles, del pollo, del trigo, del pan. Por tanto, protestas en las calles, organización sindical, fuertes reacciones. 

El Gobierno tendrá que hilar fino. Castillo ha demostrado más de lo que es. A pesar de todas sus debilidades y las denuncias de posible corrupción en su entorno, el hombre sigue en su puesto. Pero Vladimir Cerrón ya no, y cada día su influencia en el Gabinete y en Gobierno se extingue. Pronto iluminará solo el sendero de sus días.

Frente al escenario posible de un contexto económico crítico, el Gobierno podría apostar a mantener la firmeza de la política macro. En otras palabras, el BCR y su presidente son inamovibles. Se debe bajar los sucesivos conflictos sociales y políticos, de abogados y dirigentes, contra las empresas mineras; sobre todo las productoras de cobre (las que hacen posible que hayan más dólares en el mercado local). También, mantener en stand by la promesa de la asamblea y prepararse para una nueva correlación de fuerzas con las elecciones regionales y locales. Eso sí, también es altamente posible que opte por la vía cerronista. Algo difícil pero no imposible.