Arturo Valverde
La pesadilla de Iván Fiódorovich
Más apuntes sobre la novela “Los hermanos Karamásov (1880)
Querida hermana:
He leído con bastante emoción el capítulo noveno, llamado “El diablo. La pesadilla de Iván Fiódorovich”, en el cual, valiéndose de un mal sueño, Dostovievski desdobla a su personaje hasta enfrentarlo consigo mismo. El gran adversario es este gentleman, como lo llama en varias partes de su relato. Este gentleman sería la representación del diablo, el doble, contra quien Iván Fiodorovich tiene un intenso encuentro. Dostoievski escribe:
“No soy médico, pero siento llegado el momento en que me es absolutamente necesario explicar al lector algo de la enfermedad de Iván Fiódorovich. Anticipándome a los hechos, me limitaré a decir una cosa: precisamente entonces, aquella noche, se encontraba en vísperas del delirium tremens que acabó por apoderarse de su organismo quebrando desde hacía mucho, pero que resistía tenazmente a la enfermedad. Profano como soy en medicina, me arriesgo a exponer la hipótesis de que, en efecto, acaso con un tremendo esfuerzo de voluntad habría podido demorar por algún tiempo la aparición de la enfermedad, pensando, se comprende, que podría vencerla por completo”.
Este mal que, según cuenta el autor, afectaba desde hacía mucho a Iván Fiodorovich, se refleja a través en una pesadilla bastante intensa, de la que al despertar creerá que fue una experiencia real. “No soy médico…”, dice, pero expone su enfermedad mediante un caso, que no es otra que una terrible pesadilla. Mientras Iván sueña, se debate contra este repentino “huésped”.
Pienso en Iván y me pregunto, ¿cuántas personas han sostenido un encuentro con este huésped? ¿Cuántas almas, al cerrar los ojos esta noche, se verán cara a cara con este gentleman como le sucedió a Iván Fiodorovich? Nadie está libre de experimentar la horrenda pesadilla que atormenta a Iván, y verse con el “huésped”.
Por otro lado, no deja de ser bastante eficaz la manera en que se expone los tormentos que aquejan a este Karamásov, que, al igual que los otros dos hermanos, parece que explotará en cualquier momento, para convertirlo en otro posible sospechoso del crimen del padre de los Karamásov. Todo aquel que haya leído este capítulo finalmente se debe preguntar: ¿será este Karamásov, el verdadero autor del crimen?
La sospecha de la autoría del asesinato del padre se extiende como una sombra sobre cada uno de los hijos por sus complejidades, sus sufrimientos, sus enfermedades, sus impulsos y sus reacciones. Esas cualidades o rasgos psicológicos son llevados a juicio, y serán la base de la argumentación del juicio. Basta con mirar las páginas siguientes y analizar las respuestas de cada uno de ellos ante el fiscal a cargo. Se juzgan las miradas, expresiones, impresiones. Esos son los verdaderos acusados.
Pronto acabaré la lectura del libro duodécimo, “El error judicial”, y espero compartir contigo mis impresiones.
COMENTARIOS