Juan Antonio Bazan

La materia de los sueños epistémicos

Reseña de la obra teatral “La materia de los sueños”

La materia de los sueños epistémicos
Juan Antonio Bazan
24 de junio del 2024


William Shakespeare asumía que los hombres y las mujeres, “estamos hechos de la materia de nuestros sueños”. Este artículo está escrito en clave de Michel Foucault, y asume la hipótesis de que los hombres y las mujeres tenemos sueños epistémicos; por tanto, el arquetipo shakespeariano de mujer no puede ser machista, y no debe ser motivo de agitación reivindicativa del feminismo. “La materia de los sueños” es la obra teatral shakespeariana que tiene por director y actor unipersonal a Bruno Odar, y por escritor a Julio Pincheira. Ha sido presentada recientemente en el Nuevo Teatro Julieta de Miraflores, y aún sigue presentándose en otros escenarios.

El maestro francés, en “Las palabras y las cosas”, introduce la categoría “episteme”, y la conceptúa procedimentalmente como un continuo de configuraciones que dan origen a las formas del conocimiento en una época determinada. De tal manera que, podemos decir que las épocas (el tiempo presente, y los otros tiempos) son épocas epistémicas. No obstante, la dramaturgia, y la literatura, son únicamente lenguaje de primer orden: Pongamos atención a las palabras con las que el personaje femenino del Primer Acto de la obra se dirige a Shakespeare, en un diálogo absolutamente diacrónico, entre algunos años de los siglos XVI y XVII, y 2024:

“Pequeño asesino en serie, me das pena, de verdad. Tú sí estás destinado a la muerte. Mutar o morir y no vas a mutar, la prueba de ello es que estás acá mirándote al espejo, porque si no te habías dado cuenta, esto que ves eres tú. Ya es hora de que enteres que las larvas que engendraste. Hace cuatro siglos mudaron en monstruos de mala estirpe: Las siete plagas, los cuatro jinetes del apocalipsis, los signos devastadores de los tiempos. Has de saber que toda elección a conciencia, tarde o temprano, se termina pareciendo más al infierno que al paraíso, porque no hay quien pueda vivir a diario de cara a su conciencia y no hay espejo que resista la mirada permanente de un ciego. ¿o me vas a decir que no sabías lo que hacías? Tu silencio es tan predecible como el silencio al que te relegaste de tu puño y letra”.

Las obras teatrales deben tener una identidad epocal, una correspondencia con un campo epistémico histórico. Foucault parece dialogar con Thomas Kuhn, pues en su arqueología de las epistemes presenta una cierta linealidad cancelatoria: La época del renacimiento, la época de los siglos XVII y XVIII, y la época del siglo XX, a lo que debemos adicionar la época del siglo XXI. Las tres epistemes foucaultianas, y la actual, constituyen cuatro grandes campos epistémicos, que actúan como regularidades discursivas en cada época. El profesor francés es explícito, pues enseña que su propuesta arqueológica incluye “dos grandes discontinuidades en la episteme de la cultura occidental; aquella con la que se inaugura la época clásica y aquella que, a principios del siglo XIX, señala el umbral de nuestra modernidad”.

De nuestra parte, y época correspondiente, foucaultiamente debemos agregar que hoy vivimos la más grande irregularidad epistémica y discontinuidad histórica, tanto en lo pensado, como en lo impensado. Epistémicamente, vivimos un cambio epocal cuya magnitud es tal, que hace que el arquetipo shakespeariano de mujer ni siquiera constituya un a priori histórico, o un concepto previo. Es más, foucaultiamente, también podemos afirmar que los conceptos de hombre, y mujer, y los códices fundamentales de la modernidad, recién se estaban construyendo en el tiempo que le tocó vivir y escribir a Shakespeare. No es posible un “sistema de simultaneidad” en el arquetipo de mujer entre los siglos XVI y XVII, y 2024. Lo que tenemos entre una y otra época epistémicas son mutaciones “necesarias y suficientes” que determinan diversos “sistemas de positividades” en el concepto sobre la mujer.

En la obra “La materia de los sueños”, el actor Bruno Odar logra la teatralidad absoluta; pero, ello no salva al escritor Julio Pincheira de caer en el sesgo del “estiramiento de los conceptos”. En el teatro político, la letra no puede escapar a las reglas del pensar. Los hombres y las mujeres, en el teatro y en la vida, somos la materia de los sueños epistémicos.

Juan Antonio Bazan
24 de junio del 2024

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