Guillermo Vidalón
La generación de empleo evitará la violencia social
Se debe recuperar la confianza de los inversionistas
La pandemia del coronavirus, la ineficiencia y la corrupción han generado una crisis económica y social nunca antes vista en el país. Afortunadamente, el presidente Martín Vizcarra parece haberse percatado de que su Gobierno estaba siendo conducido hacia el despeñadero por quienes creen que el signo de los tiempos es la agudización de las contradicciones para que se cumpla el vaticinio de Karl Marx, aquel que señala: “La violencia es la partera de la historia”.
Ese pensamiento absurdo, contrario a todo orden moral, ocasionó el asesinato de más de 70,000 peruanos entre los años 1980 y 1992. En los siguientes dieciocho años, el marxismo leninismo recicló su discurso, hizo una reingeniería de cada uno de sus mensajes, incorporando elementos del marketing: dejó de hablar del empleo de la violencia y de lucha de clases, y empezó a hablar de emprendimiento, pero popular. El objetivo de este discurso es siempre dividir, en lugar de reconocer la meritocracia como elemento clave en el éxito personal de todas las dimensiones de las personas. En adelante, participarían en todos los procesos democráticos y buscarían encandilar al elector con las propuestas más populistas que pudiese imaginar. El objetivo es el mismo: la captura del poder y servirse de él.
Si algo existe de rescatable en el caso Lava Jato, es el hecho que transparentó la ambición desmedida, la fascinación por el poder, la corrupción y la incapacidad de quienes se presentaron como defensores y representantes de las causas populares. A nivel internacional, Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador y en el Perú políticos como Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán y Gregorio Santos, compartieron el activismo desde las variopintas opciones de izquierda. Y todos ellos utilizaron inclusive los justos reclamos populares para convertirlos en herramienta de extorsión o catapulta exitosa para asirse del poder.
Afortunadamente, la ineficiencia y corrupción de esos políticos terminaron por expulsarlos de los cargos públicos. Lo anterior no exculpa a otros sectores políticos de incurrir en dichas conductas, aunque estos no suelen promover la agitación social ni se presentaron como los adalides de la transparencia moral.
Ante la proximidad de la campaña electoral del 2021, lo expresado tiene la intención alertar a la ciudadanía que la eventual justicia de sus reclamos no debe ser objeto de manipulación, y menos ser canalizada mediante actos de violencia. Hasta ahora, la respuesta de la población ha sido la de enfrentar la crisis con la mayor hidalguía, y toda esa indignación debe ser orientada de la manera más positiva, para apoyar la generación de puestos de trabajo y evitar que la pobreza siga creciendo. El próximo año, la recaudación fiscal registrará una de sus mayores caídas y, por consiguiente, es muy probable que la precariedad de los servicios de salud y educación se profundice.
Hoy, el salvavidas que tiene el Perú es la minería. Hay que recurrir a ella porque es una fuente generadora de divisas, además de ser el mejor vehículo para recuperar la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros. Se pide decisión y liderazgo a las instituciones del Estado. ¡Sí! Dejarse guiar por especulaciones o elementos que responden al dogmatismo de las izquierdas del pasado, o las remozadas del presente, hace que se prive a millones de peruanos de la oportunidad de contar con un trabajo de calidad, digno y responsable con el ambiente.
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