La estrategia de Castillo, el movimiento emergente promercado y la oposición

De alguna manera u otra, en los últimos días ya se empieza a ver de manera nítida la estrategia política que desarrolla la administración Castillo. No obstante que esa estrategia tiene en el corto plazo el objetivo de evitar una posible, vacancia frente a las catarata de denuncias e investigaciones en su contra y de su familia más cercana, en Palacio los experimentados asesores marxistas del presidente Castillo han empezado a recurrir a la nueva sociología nacional e intentan colocarse a la cabeza de la representación del movimiento emergente popular, plebeyo y promercado. ¿A qué nos referimos con todo lo anterior? Veamos.

Si bien en las últimas semanas Castillo ha intentado organizar su defensa política alrededor de los denominados “movimientos sociales” y ha convocado a sus respectivos dirigentes a reunirse y cerrar filas con su Gobierno, vale indicar que dicha estrategia no deja de ser un wishful thinking por la sencilla razón de que muchas de estas organizaciones son solo un cascarón. En todo caso, la referida estrategia solo habría dado buenos resultados en décadas anteriores, cuando el movimiento social era amplio y representativo. 

En Palacio, los asesores de raíz marxista, formados en las lides universitarias, se dieron cuenta que con todo lo anterior Castillo no llegaría a mucho. De allí hacia adelante, la estrategia de Castillo ha avanzado a tratar de ponerse a la cabeza del movimiento emergente popular y promercado, con sendas reuniones; primero con el bajón de impuesto a miles empresarios del rubro turístico, y luego asumiendo compromisos con los representantes de la minería artesanal, un verdadero motor de capitalismo popular.

Ahora bien, ¿no parece una contradicción que Castillo, en su día un promotor del colectivismo más extremo –así como de la Asamblea Constituyente de corte chavista– trate de liderar al sector popular, plebeyo y pro mercado e intente buscar el legítimo respaldo político para evitar una posible vacancia? De alguna u otra manera Castillo –quien desde el propio Ejecutivo continúa presentándose como el anti establishment político frente a los “grandes medios” y a los “políticos limeños de siempre” que intentan vacarlo– trata de liderar al movimiento emergente popular y promercado porque se ha entendido en Palacio que estas sociedades emergentes están excluidas de la formalidad por responsabilidad absoluta del propio Estado. Por ejemplo, al pequeño minero artesanal o informal se le exigen libros contables, contratos de explotación del mineral, cálculo de reservas probadas y las últimas declaraciones juradas. Eso pide el Estado del que el propio Castillo trata de zafar. 

Así, en Palacio pareciera que los asesores han llegado a la conclusión de que es hora de representar a ese universo emocional y poderoso como el movimiento emergente popular y promercado, el anti establishment económico frente al Estado. Castillo sería, en este caso, en anti establishment político permanente.

La oposición en el Congreso, en lugar de legislar a favor de las reformas que permitan reducir ese Estado que excluye al movimiento emergente promercado, está enfrascada en un guerra sin cuartel contra Castillo, con la única bandera de la vacancia por la vacancia. ¡Increíble!