¿KEIKO Y GOYO EN LA SEGUNDA VUELTA DEL 2021?

Consecuencias del escándalo Odebrecht en la política peruana

El destape de la corrupción de funcionarios y políticos de los últimos cuatro gobiernos democráticos, por parte de Odebrecht y otras empresas brasileñas, significan un misil para toda la clase política posfujimorato. En los próximos meses muchos políticos serán parte de la paleontología, porque las denuncias y todo el escándalo alrededor de ello los alcanzará. Hasta es posible que ninguno de los últimos tres ex gobernantes se salve. Ya muchos analistas empiezan a sostener que el establishment se cae sí o sí.

Haciendo gala de adivino, quizá los únicos que queden vivos sean Keiko Fujimori y Gregorio Santos, y que ambos entonces sean líderes de los bandos beligerantes de una posible segunda vuelta en el 2021. De alguna u otra manera, los escándalos de corrupción de las empresas brasileñas benefician al fujimorismo porque se cae la narrativa más poderosa, aquella que sostenía que la democracia posfujimorato estaba fundada en hombre probos. Ahora ya sabemos que el ex mandatario Alejandro Toledo está inmerso de pies a cabeza en un asunto nada santo: una empresa fundada por Josef Maiman, cercano colaborador de Toledo, recibió dinero de una empresa brasileña. No solo el chakano tiene sombras sobre él, sino también la izquierda peruana, el aprismo y el nacionalismo.

Con ello el fujimorismo, con Keiko a la cabeza sale fortalecido. Como el gobierno pepekausa está haciendo cada vez peor las cosas, el fujimorismo ganará terreno y seguirá posicionándose como una oposición responsable frente a un gobierno débil y sin rumbo. A estas alturas todo indica que el fujimorismo será la primera fuerza en pasar a la segunda vuelta en el 2021. Sucede también que Keiko Fujimori, tiene amplio margen para criticar al establishment.

¿Por qué Goyo Santos? Las constantes visitas al sur del Perú y el recibimiento masivo que tiene Goyo Santos son claros indicadores de que el candidato cajamarquino será una carta importante en las próximas elecciones. Goyo tiene la misma percepción y encarna el mismo anhelo y entusiasmo de la población que recogía el Ollanta Humala de polo rojo en el 2006. En muchas provincias Goyo ha sido nombrado hijo predilecto por las autoridades sureñas, y casi se podría decir que apela a un discurso anti establishment. Es verdad que Goyo tiene un juicio pendiente con el Estado; pero eso, valgan verdades poco importa para los ciudadanos. Desde la cárcel, en las pasadas elecciones Goyo casi llegó hasta el 5%.

Quizá la ventana también esté abierta para Julio Guzmán, personaje que hace rato viene indicando que Odebrecht representa el fin de la clase política. Es decir, el establishment.

Por Iván Arenas