David Auris Villegas
Inti Raymi: identidad cultural para el desarrollo sostenible
Fiesta de la diversidad, la solidaridad y la sostenibilidad
El Inti Raymi, como ceremonia ancestral inca, vigoriza la identidad cultural al vincularnos con nuestras raíces históricas y tradiciones. El significado de este ritual favorece la diversidad, la solidaridad y la sostenibilidad. Esta conexión con el pasado evidencia nuestra existencia cíclica y contribuye a establecer una sociedad más consciente de su patrimonio cultural para el desarrollo humano.
En Perú, donde cientos de personas se reúnen para crear un partido político y tomar por asalto al país, el Inti Raymi es una ceremonia heredada de nuestros antepasados que nos une. Esta Fiesta del Sol y de la cosecha para la prosperidad fue concebida por el legendario inca Pachacútec en el siglo XV, con la intención de honrar al Sol y la Tierra cada 24 de junio. Esta celebración coincide con el Día del Campesino que pasó inadvertido para el presente gobierno.
El reconocido antropólogo alemán Günther Dietz propone la interculturalidad y la diversidad cultural como recursos educativos para la convivencia, lo cual se evidencia en el Inti Raymi que, más allá de las etnias nativas o extranjeras, es una fiesta por la vida. Por consiguiente, la implementación de esta ceremonia en las escuelas favorece el respeto y la valoración del otro, como nuestro hermano cultural.
Los estudiantes deben comprender que el Inti Raymi no se limita a la festividad y el zapateo folclórico, sino que también impulsa la solidaridad y la relevancia de cultivar y cosechar juntos en el marco del trabajo cooperativo para el desarrollo sostenido. Valorar al Sol, en su función de estímulo para la maduración de los productos, manifiesta la conciencia ecológica, asegurando de esta manera el futuro y la supervivencia de la humanidad.
Ariruma Kowii –un prestigioso escritor, poeta y líder indígena ecuatoriano– considera relevante que las universidades hayan adquirido la capacidad de valorar el Inti Raymi, reconociendo el poder de la diversidad. Esto robustece una coexistencia armoniosa, destacando la riqueza de las diferentes etnias, a través de diálogos interculturales en los claustros académicos.
Los educadores, al adoptar estrategias didácticas tales como el aprendizaje basado en testimonios culturales y la sabiduría de los diferentes pueblos de nuestros antepasados, tienden lazos de interculturalidad en las escuelas. Escuchar los relatos históricos de los ancianos, enriquece la identidad y hace comprender a los estudiantes que, ninguna etnia humana es superior a los demás. Todos nos necesitamos para continuar sembrando y cosechando los frutos de la tierra en el marco del buen vivir.
Sembramos una interculturalidad territorial que se fundamente en la cohesión e identidad solidaria, compartiendo un destino común bajo el calor del Sol y la ternura de la Tierra, con el propósito de alcanzar la prosperidad colectiva desde la educación.
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