Herberth Cuba
Inestabilidad en el Minsa por vacunación
Se mantienen las falencias y los errores
Durante la presente semana, una vez más se han reavivado las controversias en torno al Programa Nacional de Vacunación contra el Covid-19. Controversias atizadas por las quejas de los usuarios que, a pesar de haber sido vacunados con la primera dosis a finales de julio, aún no han recibido la segunda, debido a la escasez.
Aunque parezca increíble, las críticas han venido del exministro Óscar Ugarte, que ha señalado que las dosis para el mes de agosto están aseguradas y “lo que ha pasado es un problema de programación”, porque “se vacunó en exceso”; es decir, “más del doble de dosis de lo que se tenía previsto”. Estas afirmaciones deben entenderse en el sentido de que durante su gestión se administraba poco a poco el número de dosis, en función de un calendario que aseguraba la aplicación de dosis sin sobresaltos de escasez, con la precaución de mantener un stock de seguridad; y al margen de la situación epidemiológica, de los deseos de la población y de la capacidad de vacunación del Sistema Nacional de Salud.
En otras palabras, si solo se hubiera aplicado 300,000 dosis, como se había programado bajo su gestión, ahora no existiría desabastecimiento. Y a pesar de que aún no se hubieran aplicado las 400,000 dosis adicionales, como se ha hecho, solo con la finalidad de esconder los problemas del Ministerio de Salud (Minsa) en la adquisición de más dosis de vacunas. Pero, además, desconoce y cuestiona el récord de esta nueva gestión en la Vacunatón, que logró aplicar, en ese proceso, más de 700,000 dosis. De manera increíble, el exministro ha transformado un éxito en un fracaso.
Además ha existido, como se sabe, demora en la importación de las vacunas. Incluso con la postergación por una semana del Vacunatón, y de que se aplicaran 15,000 dosis al día menos de vacunas, en comparación con la primera quincena del mes de julio. Según la explicación del exministro Ugarte al diario El Comercio, esto se debe a la falta de coordinación del Ministerio de Salud y el Ministerio de Relaciones Exteriores. “En el mundo todos están pujando. Yo puedo haber pagado, pero si no me preocupo de negociar, insistir, no van a llegar sino cuándo se les ocurra a los laboratorios”. Otra increíble afirmación, porque, como se sabe, el actual ministro, Hernando Cevallos, ha ratificado a todos los funcionarios de la gestión del exministro con la finalidad de continuar con la misma programación y conservar ese aprendizaje.
En estas condiciones, las críticas apuntan solo al desempeño personal del actual ministro, para hacer evidente la superioridad del manejo del exministro, y al error de su no ratificación. Sin embargo, los hechos deben evaluarse también, en sentido contrario y, por tanto, ahora sí cambiar a esos funcionarios. Parece que la ratificación no ha servido de mucho.
La reiteración de las controversias personales entre el exministro y el actual ministro parecen deberse al deseo personal de ocupar el cargo ministerial, porque sus equipos de gestión son los mismos. Hay que tomar en cuenta que la anterior controversia, a fines de julio del 2021, se debía al interés de evitar la ratificación del hoy exministro; y ahora la pugna es por retornar al cargo, con el argumento de salvar al país de la pandemia.
Como respuesta, el Minsa, ha planteado la necesidad de descentralizar la Vacunatón. Avanzar de Lima y Callao a otras 15 regiones más y cerrar la brecha con las segundas dosis rezagadas. Es decir, ha decidido continuar, con mínimos cambios, la misma estrategia de vacunación elaborada y heredada de la gestión anterior. A pesar de las críticas y las falencias, así como del riesgo de una tercera ola, el Minsa persiste en la misma equivocada estrategia de su predecesor, con el riesgo del agravamiento de la pandemia y la imposición, una vez más, de las nefastas cuarentenas.
Sin embargo, es necesario reiterar las múltiples críticas a la estrategia de vacunación, que involucran no solo a la adquisición insuficiente y con retraso de las vacunas, sino también a la falta de complementariedad entre la selección del tipo de vacunas y la realidad nacional. Asimismo, la utilización de esquemas e indicaciones del proceso de vacunación inadecuados con incumplimiento de metas.
Se mantienen las falencias en el programa nacional de vacunación, que se realiza sin tomar en cuenta que la vacuna no impide la infección y el contagio, que ha sobrevenido la emergencia de la variante delta y de la persistencia de los determinantes económicos, sociales y culturales negativos en salud, así como, de la informalidad, de la enorme variabilidad geográfica y del aislamiento poblacional.
En ese sentido, quizá el más grave error es la falta de comprensión de la realidad del país, al programar a nivel nacional, equivocadamente, la vacunación estandarizada y uniforme por segmentos poblacionales sobre la base de edades, en lugar de hacerlo en modo universal, a toda la población mayor de 18 años, por territorios, provincias, distritos o comunidades, con la finalidad de alcanzar la inmunidad de rebaño en esas zonas. Además, se deben priorizar aquellos territorios con población de mayor nivel de riesgo, debido a la pobreza o a la existencia de necesidades básicas insatisfechas.
Las controversias entre el exministro y el nuevo ministro son anecdóticas. Sin embargo, la realidad y el sufrimiento por los estragos de la pandemia no son anécdotas y deben encararse con solvencia técnica, científica y ética.
COMENTARIOS