Eduardo Zapata
Identidad, interculturalidad y coartadas
¿Se beneficia a los niños nativos enseñándoles a escribir en lenguas originarias?
Basta ya. Basta ya de invocar los conceptos de identidad e interculturalidad como coartadas para justificar hasta delitos. Para obtener beneficios personales indebidos y perpetuar –en el fondo- la pobreza y falta de oportunidades so pretexto de incluir y atender supuestamente la diversidad cultural.
La memoria puede ser frágil, pero recordemos cómo en los ochentas y para justificar a Sendero Luminoso, se hablaba de cosmovisiones y milenarismos andinos, de utopías mesiánicas que buscaban hasta un Inca, cuando se trataba de un movimiento con una ideología marxista-leninista-maoísta absolutamente hijo de ideologías escribales y violatorio entonces de las categorías de una cultura oral como la andina.
Pero ese mismo “enfoque intercultural” es el que viene alimentando la estafa (la palabra no es mía, es de Rodolfo Cerrón) de la Educación Bilingüe Intercultural. Desde hace años –y con mucha fuerza y dinero, particularmente desde el fujimorismo- se viene aplicando una educación ´especial´ para los llamados pueblos originarios.
¿En qué consiste? En enseñarles a leer y escribir en sus lenguas ´maternas´ y –luego, luego- en castellano. Para preservar –se dice- culturas y lenguas maternas.
Supongo que los promotores de esta barbaridad saben que NINGÚN lingüista avalaría la tesis de que la lengua materna es escrita. Supongo que saben también que la pervivencia de las lenguas no depende de que se escriban (allí está el latín). Y supongo que saben que identidad y cultura no son reductibles a la lengua.
El hecho es que –gastando mucho dinero- se ha ´inventado´ escrituras fonéticas (¿por qué no ideográficas?) a pueblos que carecían de ella. Y el hecho científico es que ya esa escritura fonética es una violación de las categorías conceptuales de culturas orales como aquellas de los pueblos cuyo acervo se pretende preservar.
Mientras el niño de la educación regular incursiona en el castellano y hasta el inglés desde los primeros años, el niño rural emplea estos mismos años en supuestos aprendizajes que lo ponen aún en mayor desventaja y vulnerabilidad social.
Delito de lesa ciencia. Delito de lesa cultura. Aprovechamiento indebido de la fe pública.
Y ahora resulta también que episodios como el de la señora Heredia tienen coartada intercultural. “¡Pobre ´cholita!´ no le perdonan que quiera usar carteras y abalorios de los no originarios…!”.
Caray. ¿Hasta cuándo tendremos que aceptar que unos cuantos se enriquezcan con la pobreza de los demás –manteniéndolos en ella- usando como coartada palabras como identidad e interculturalidad?
No solo está en juego la prostitución de las palabras, sino de quienes las enarbolan para justificar delitos y cometerlos ellos mismos. Porque hacer y proponer políticas ignorando lo que dice la ciencia y hacerlo con sevicia también es un delito. Contra la fe pública, se dijo. Y contra la vida, la salud y oportunidades de miles de niños peruanos condenados –por esta educación ´especial´- a una intraculturalidad viciada y perpetuadora de la postración. Terreno siempre fértil para la dádiva generosa, el redentorismo cultural y el clientelismo.
Vamos. No evoquen categorías del Mesías quienes –en su mayoría- se declaran agnósticos. Al menos en lo religioso. Porque en los beneficios económicos a obtener, son bastante creyentes.
Por Eduardo E. Zapata Saldaña
11 – Jun – 2015
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