Raúl Mendoza Cánepa
Hernando, es con Rafael
Un antisistema dentro del sistema
Viernes 8 de abril de 2011, seis de la tarde. Las encuestas secretas dicen que el 5 de junio Keiko se las verá con Ollanta. Por los “anti”, hasta el diablo llega a Palacio. “Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? (…) Las manos en los bolsillos, cabizbajo (…). Él era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál? (…) El Perú jodido, Carlitos jodido, todos jodidos (…) no hay solución”*… Sin embargo, sobrevivimos; ralentizados, críticos, groguis, sin Bicentenario.
Pasaron ocho años y la política se fue por la cloaca, mas no nos abandonó la esperanza: “En el Perú, la solución es capitalizar al pequeño minero legalizando su legítimo derecho de propiedad sobre la superficie para conectarlo con la globalización”, dice Hernando de Soto, una de las mentes más lúcidas del mundo, sabedor de que medio millón de mineros informales invierten sin ningún papel que respalde legalmente su valor. Sabe también que la clave es el valor de la propiedad del suelo. No es casual que un radical como Antauro lo busque, coincidiendo con él (¡!), porque es difícil no coincidir con De Soto, pero Antauro representa al miedo. El Perú resistió ya demasiados odios como para reducirlo a un paredón ¡No más Zavalitas ni tardes de abril!
Contertulios hay pocos para De Soto. Uno de ellos conoce el tema minero y nuestra geografía como nadie: Rafael Belaunde, un antisistema dentro del sistema (como escribió alguna vez Juan Carlos Tafur), un liberal con conocimiento del país, un defensor del ciudadano frente al funcionario y, sobre todo, una personalidad proba, con ideas y carácter (que ya es cosa difícil en la política peruana). A Rafael Belaunde lo acompañó en 2011 una buena fórmula en Adelante: un biólogo molecular y un dirigente minero, nada menos. La ciencia y el trabajo. El laboratorio y la mina.
Pero no ganó. Obviamente, el dinero pervierte al electorado, lo dirige al bien financiado, promueve el cliché, diluye el debate, amarillea a los medios. El partido Adelante le dio la contra al sistema, con una campaña austera y solo con ideas asumió que por capital bastaba la conciencia de la gente; pero si no hay plata no te conocen, si no te conocen no votan por ti. Y si te conocen, prefieren saltar al vacío. A la prensa le importas poco porque pepa manda, plata manda, demagogia manda, encuesta manda. Así de simple, Zavalita.
A Rafael Belaunde, hijo de Don Fernando, no le interesaba el poder por sí, pues lo suyo era/es la misión, transformar al Perú con el mismo espíritu de su padre: la confianza en la iniciativa de sus habitantes, el reto geográfico y la conquista del Perú por los peruanos. Pregunto si Lescano representa algo de eso en AP o si tiene alguna idea de lo que Don Fernando pensaba en sus últimos años.
Viernes 8 de abril de 2011, game over, caminata lenta, nervio crispado, preocupación, rabia, temor. Keiko vs Humala un domingo de abril pospuesto para un domingo de junio ya cantado para julio. Ya da lo mismo: calles deshabitadas, hojas sobrevolando despacio la calzada, un aire denso neblineando los ojos inyectados, apenas se puede respirar. “Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?...”
(*Fragmentos de Conversación en la Catedral, de Mario Vargas Llosa)
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