Raúl Mendoza Cánepa
Gobernar Lima
La Municipalidad genera más problemas que los que soluciona
Recién van cien días de la gestión de Muñoz. Es muy pronto para perfilar un juicio, aunque no para advertir que todo debe responder a un plan de desarrollo urbano. Los maceteros colocados en algunas vías limeñas importantes son una seña inquietante de lo que es hacer política en el Perú. Los problemas cuando no los crea el ciudadano, los crea el Estado. Ese parece ser el mensaje. “Alineas tu vehículo donde no debes, dificultando el tráfico; yo Estado te expulso y pongo maceteros en tu lugar; además hay que caminar ¿Y los que tienen vehículos? ¿Les van a imponer un estilo de vida?”. Mientras pensamos cuál es el problema resuelto, la congestión se incrementa y se incrementan con ella los costos que representa la pérdida de tiempo para la economía local.
El problema del Perú no es la política, sino la falta de política. Pero entiéndase bien, la política es “saber por qué se hacen las cosas y cuál será su impacto”. Me pregunto cuántos consultores en prospectiva o cálculo y análisis de futuro hay en las instituciones del Estado. Tomar decisiones no es fácil, y debe serlo menos en entornos públicos. Si seguimos la lógica de los maceteros, la decisión no fue resolver el problema vial sino sancionar el estacionamiento indebido de vehículos (que roban carriles), colocándoles un reemplazo inútil con externalidades no resueltas.
El problema no es que la gente se trabe en las veredas o que no utilice sus piernas, el problema es que todas las conexiones viales del Centro han colapsado. Llegar en auto propio desde cualquier distrito al Cercado tiene un costo elevado, al margen del estrés (la Vía Expresa ya no cumple bien su propia finalidad antes de Grau, tampoco de salida de este a oeste, antes de Javier Prado). Finalmente, llegar al damero es luchar contra arenas movedizas. El monopolio municipal del transporte urbano en las grandes avenidas ha creado un nudo en la movilidad urbana que afecta más a los pobres (que no pueden asumir la alternativa del taxi). La Municipalidad desde hace décadas ha generado más problemas de los que ha solucionado, “tratando, precisamente, de resolver problemas”.
Volvamos ¿El objeto de las macetas es peatonalizar el Centro? ¿Se trata para nosotros de bregar con el tráfico interdistrital, acercarse al entorno del damero, bajarse del vehículo y caminar diez cuadras para llegar a nuestro destino? La gente no va al Cercado a pasear los días regulares, va para trabajar o desarrollar sus comercios/servicios, y lo hace con la premura de su dinámica propia.
De otro lado, bien que el alcalde de Lima asuma que los valores son importantes, pero nada se ha devaluado más que las palabras y poco interesa menos al ciudadano que un proverbio al paso. Los valores escritos no resuelven el problema del tráfico ni de la seguridad ni de la corrupción porque a nada responde menos el hombre que a los discursos, como sí a las acciones. La política es acción. George Forsyth nos dio una lección práctica: el coraje para confrontar el peligro. Ver a Forsyth con un chaleco antibalas dicta más que una frase.
Por lo pronto y a tono con la acción, bien que Lima relance un proyecto postergado por décadas: la construcción de la Vía Expresa Sur, que conectará Barranco con San Juan de Miraflores. Riesgos hay en toda obra (por más cláusulas bienintencionadas que se firmen), pues todo proyecto entraña incertidumbre, pero peor es nada. Se oye “Graña y Montero” y también “expropiaciones de predios”. ¿También un peaje? Temas delicados.
Deseamos que sea lo mejor para el municipio y que sus buenos y honrados asesores le brinden las mejores pautas. El tema aquí no es Muñoz (como todos los que pasaron, será un episodio de la política), lo que importa es la ciudad que hoy nos asalta, nos entrampa en el enjambre de sus avenidas y nos contamina el ojo y el oído. Detalle aparte: cuatro años y sin reelección, ¿y escribimos sobre planes de desarrollo? Mejor comencemos por allí.
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