Gamarra: nuevo gerente

Cómo el gobierno central esquilma los recursos del distrito de La Victoria

El Premio Nóbel de Economía Friedrich A. Hayek sostiene, en su libro “Camino de Servidumbre”, que “el desarrollo general de la sociedad se dirige a  libertar al individuo de los lazos que le forzaban a seguir las vías de la costumbre o del precepto en la prosecución de sus actividades ordinarias.” Hay, agrega: “el reconocimiento consciente de que los esfuerzos espontáneos y no sometidos a control de los individuos fueran capaces de producir un orden complejo de actividades económicas”

Nadie diseñó Gamarra. No hubo un arquitecto urbanístico. No  se reservaron  áreas de estacionamientos, de restaurantes, ni servicios higiénicos. Su desarrollo es producto del esfuerzo espontáneo, al margen del control del estado. Tampoco nadie la administró: creció a la deriva y, sin embargo, es el mayor éxito comercial del Perú. ¿Cómo se explica?

El fenómeno de las Pymes cambió la sociología y la política; se volvió el gran protagonista del empleo y de la producción. Millones de peruanos generaron sus propios ingresos, su propio empleo. Surgió una cultura de comerciantes donde las personas libremente intercambian sus productos y servicios al valor que libremente cada cual atribuye y está dispuesto a pagar. Las políticas socialistas, izquierdistas, sindicalistas, dieron paso a una generación de emprendedores y al surgimiento de los mercados. Generar propiedad privada y riqueza fue la consigna.

En Gamarra la competencia se da hoy en dos frentes: en el frente interno competimos con los grandes centros comerciales privados que han diversificado la oferta textil llevándola a todo el Perú. Sus infraestructuras modernas atraen al nuevo consumidor; éste aprecia la limpieza, el orden y la seguridad.

Desgraciadamente en Gamarra también tenemos nuestros Santos y Aranas, Estos “lideres mediáticos” le arrojaron basura a Jack Ma, fundador de Alibaba Group, quien quiso compartir experiencias en Gamarra. El grupo de este empresario asiático esta valorado en 170,000 millones de dólares, según la revista The Economist. También boicotearon una iniciativa privada que iba a construir estacionamientos subterráneos y a cubrir las calles del emporio con adoquines; e impidieron la construcción de los baños públicos. Han saboteado una inversión de más de 20 millones de soles. Al perro del hortelano lo tenemos  vivito y coleando.

En el frente externo más de 250 millones de prendas chinas importadas al año constituyen un desafío de sobrevivencia para la manufactura local. Con el agravante de competir con  precios subvaluados, se lucha permanentemente contra los rezagos mercantilistas, contra el proteccionismo, las medidas para-arancelarias del Senasa, la tramitología, las leyes tributarias y los altísimos costos laborales. Se lucha desesperadamente para mantenerse competitivo, aun al costo de la formalidad.

Hoy Gamarra está invadida. Se ha convertido en tierra de nadie, o de las mafias que exigen cupos a los ambulantes. No hay fondos en la municipalidad para administrar Gamarra porque el estado esquilma los recursos del distrito: El año 2012 la Sunat recaudó 2,797.4 millones de soles en impuestos en La Victoria*. Nuestro aporte al Foncomún generado a través del IGV sumó 98 millones de soles y solamente nos transfirieron 6 millones, situándonos en el último lugar de Lima Metropolitana. Y para colmo el 50% está embargado. ¡Estamos subsidiando otros distritos!

El discurso de apoyo a las Pymes tiene una agenda concreta en el caso de Gamarra. Muchas dificultades han sido resueltas por los empresarios con creatividad y trabajo, sin embargo, asistimos impotentes a la competencia desleal, y a la invasión de ambulantes sin poder hacer nada al respecto.

Difícil reto administrar la municipalidad, el alcalde electo, nuestro “nuevo gerente”, Elías Cubas, va a confrontar muy rápidamente su principio de autoridad. Hay que desterrar al perro del hortelano y al perro muerto.

* Fuente SUNAT, Oficio N* 21-2013 Sunat/4C2000; Oficio N* 77- 2011-Sunat/200000

Por Guillermo de Vivanco Roca Rey