Gabinete Torres: ¡cambio y fuera!

El presidente Castillo ahora intenta un nuevo cambio de presidente del Consejo de Ministros. Todo indica que Aníbal Torres ya no le es útil después de sus desafortunadas alabanzas a Adolf Hitler en el Consejo descentralizado –mejor dicho, militarizado– de Ministros que se llevó a cabo en la ciudad de Huancayo. luego de que miles de wankas decidieron decirle basta a los Tiranos y Dinámicos del Centro. 

La caída del gabinete Torres llevará al nombramiento de otro impresentable, y quizás algunos ministros con un prontuario mayor, con la finalidad de pedirle el voto de confianza al Congreso. Lo cierto es que el país no avanza, que la credibilidad internacional, construida tras 30 años de sacrificios para volver a ser sujetos de créditos y contar con grado de inversión, poco o nada le interesan al Ejecutivo. O simplemente no entienden cuáles son las ventajas de que el país cuente con dicha calificación de riesgo crediticio.

Tras casi nueve meses de gobierno, lo único positivo que podemos rescatar de Castillo es el haber reconocido que no estaba preparado para gobernar. Pero de qué nos sirve a los peruanos esa afirmación si, en simultáneo, se atornilla al puesto. Y no obstante lo mal que lo viene haciendo, quiere seguir aprendiendo empleando una técnica de ensayo donde los resultados a la fecha han sido simplemente errores.

Quiere cambiar la Constitución, pero no especifica qué artículos le interesa cambiar. Nadie sabe si quiere ir a un proceso de reelección indefinido, como lo hicieron sus socios políticos en Venezuela o Bolivia; o si le interesa el crecimiento económico y la generación de bienestar de la población. O si simplemente busca el poder para disponer a su antojo de todas las herramientas del aparato del Estado.

Cuando se le pregunta por las encuestas, Castillo responde que no cree en ellas y que tiene la confianza del pueblo. Sin embargo, cada vez más la población se manifiesta en contra, no solo por el alza de los productos de primera necesidad, sino también por el desgobierno y la inacción a que ha sometido a las fuerzas policiales ante los denominados problemas sociales.

Ahora, sucede que alguien se declara ser titular de un derecho –sin fundamentos ni documentación alguna– y se impone por la fuerza, mientras que las denominadas fuerzas del Estado, que es el titular del uso privativo de la fuerza, se abstienen de intervenir porque el gobierno considera que puede perder aún más popularidad. Ya tiene en contra a casi el 80% de la población y su aprobación roza el 19%; pero tampoco es capaz de percibir el rechazo ciudadano, y considera que se trata de un complot de la derecha. O de su enemistad con la izquierda caviar, a la que aborrece pero emplea cuando le resulta útil.

¿Qué busca el profesor Castillo? Porque ya todos sabemos que el progreso del Perú no es su objetivo.