Heriberto Bustos
Ética para Pedro
Debe haber una estrecha relación entre ética y política
La ética constituye (como señala la Real Academia Española) las acciones rectas, conforme a la moral; y la moral es, a su vez, la conducta regida por su relación con el bien o el mal en función de la vida individual en el contexto de lo colectivo. Fernando Savater, profesor de Filosofía y escritor español, en “Ética para Amador” (carta dirigida a un adolescente), señala aspectos importantes relacionados con la ética para vivir y actuar en colectividad, tales como: la realización personal y el aporte colectivo; el adecuado uso de la libertad, la asunción de la responsabilidad, entre otros; resaltando la relación entre ética y política, venida a menos en los últimos tiempos.
Salvando distancias, tiempos y realidades, resulta altamente probable que buen número de peruanos le diríamos a Pedro: tú que naciste en un lugar bastante parecido al de muchos y que debiste ser criado con el rigor y cariño de tus padres, quienes heredando algunas costumbres de sus antepasados pusieron especial atención a rescatar comportamientos y costumbres, intentando dejar en tu persona huellas profundas de valores, debes mostrar un proceder que distinga con claridad la diferencia entre el bien y el mal, así como el deber ligado al respeto del bien común. Recomendación avalada por Albert Einstein, en su afirmación: “El más importante esfuerzo humano es luchar por la moralidad en nuestras acciones. Nuestro balance interno, e incluso nuestra existencia depende de ello. Solo la moralidad en nuestras acciones le puede dar belleza y dignidad a nuestras vidas”.
Lo señalado guarda relación con el plagio encontrado en la tesis de maestría del actual presidente de la república y de su señora esposa (hoy primera dama), asunto que junto a las responsabilidades de la universidad implicada, constituye un aspecto ético que a todas luces no resiste la menor defensa y las justificaciones de ciertos “eruditos” a favor, tras enrarecer el escenario profesional y manchar el verdadero contenido de la meritocracia, solo contribuyen a contaminar el escenario político; pues resulta (por los indicios existentes) que el mandatario peruano estuvo vinculado a la farsa desde hace mucho tiempo atrás, acumulando en un transitar poco honesto, una experiencia envidiable para quienes transgreden normas básicas de convivencia; en esa línea emerge con demasiada evidencia una clara incapacidad moral.
A estas alturas, es posible entender en primer término, el por qué se ha rodeado de varios personajes que no reúnen el perfil necesario para asumir responsabilidades públicas y menos para dirigir los ministerios; y en segundo lugar, inferir su conocimiento del refrán: “El que tiene rabo de paja no se arrima a la candela”, que lo induce a una reiterada abstención para tomar decisiones en la modificación del personal que lo acompaña que por lo general se coluden con la corrupción y ubicar personas más calificadas y capaces de asumir tareas de envergadura.
La actual coyuntura, pone sobre el tapete la urgente tarea de rescatar desde nuestra individualidad valores, que sumados a los de otros compatriotas logre recuperar la dignidad colectiva que por decisiones o indecisiones estamos destruyendo. En esa direccionalidad, es hora de asumir lo señalado por John F. Kennedy: “Un hombre hace lo que debe de hacer, a pesar de sus consecuencias personales, y a pesar de los obstáculos, peligros y presiones, y esta es la base de toda la moralidad humana”.
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