Dardo López-Dolz
Espionaje político: ¿Quien miente?
A propósito del aparente acoso de la DINI a políticos que critican al gobierno.
Cuando alguien sin habilidad, ni conocimiento musical, pretende tocar de oído, el resultado será espantosamente malo, aún cuando algunos de los músicos que lo acompañen tenga mejor noción. En política pasa exactamente lo mismo, los peruanos lo estamos comprobando. Ojalá esta lección sea aprendida por los votantes.
Cuando un ministro de estado dice algo, lo hace en nombre del gobierno del cual forma parte, no en ejercicio de su libertad de expresión, como en inaceptable alarde de ignorancia jurídica y política se nos ha pretendido vender. Ello supone que actúa siguiendo instrucciones del Jefe del Gabinete y/o del Presidente de la República o, por lo menos, con su anuencia. Si uno o ambos no están de acuerdo con sus expresiones, lo correcto en democracia, ante una falta tan grave, es cesarlo en su cargo so riesgo de poner en duda quien manda realmente. Duda que la mayor parte de los peruanos parece tener resuelta, no precisamente a favor del presidente.
Cuando un prófugo de la justicia, como Belaúnde Lossio, afirma que ¨cuando la policía quiere encontrar a alguien, lo encuentra, en mi caso no ha sido asi¨. hay demasiada semejanza con una declaración de complicidad en su fuga, por lo menos, sectorial, para dejarla pasar simplemente. Quizá eso explique el nervioso balbucear del ministro Urresti, bajo cuyo control está Migraciones, cuando se hizo público que estaba en Bolivia.
Pero sin duda, el tema más grave de la semana es la aparición de pruebas irrefutables que demuestran el seguimiento a políticos de oposición y miembros del propio gobierno, por agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI).
La DINI no depende del Ministerio del Interior ni del Ministerio de Defensa, (aún cuando los titulares de estos dos sectores suelen salir prestos en su defensa, quizá por su vocación mediática incontrolable), depende directamente de la PCM y del Presidente de la República. Por eso el descubrimiento de dos agentes de la DINI (uno de ellos oficial de ejército asignado a dicha dependencia), seguido de la negación del Presidente Humala, plantea tres escenarios realmente graves:
a) El Presidente miente, emulando Presidente Nixon, al inicio del escándalo Watergate.
b) El jefe de la DINI miente al Presidente, lo que además de ser grave, pone en riesgo la seguridad nacional, ya que quien debe tomar las decisiones no cuenta con la información adecuada.
c) La DINI es incapaz de controlar efectivamente lo que hacen sus agentes, por lo que tendríamos un ejército de espías al servicio del mejor postor. Este escenario implicaría que la DINI no se informaría adecuadamente y por lo tanto, el Presidente tampoco.
Toda democracia sólida requiere un sistema de inteligencia. Este es el encargado de recopilar y analizar la información sobre riesgos y amenazas para la seguridad del Estado y de sus ciudadanos, para que el poder político institucional pueda tomar las decisiones adecuadas para conjurarlo mediante iniciativas legislativas cuando se trate de riesgos o utilizar la policía o la fuerza armada, según la naturaleza de la amenaza.
Lo que un gobierno democrático no puede hacer es dejar que quienes dirigen el sistema decidan por sí solos, ni tampoco utilizar el sistema, que funciona con fondos provenientes de nuestros impuestos, para espiar a los opositores, sea por paranoia, sea por razones reales pero meramente políticas. Esto es lo que parece estar ocurriendo.
Por Dardo López-Dolz
(20 - Ene - 2015)
COMENTARIOS