Heriberto Bustos
Entre tragedias y farsas
Gobierno busca culpar a otros de su pésima gestión de la pandemia
Como si la trama de la vida estuviera entretejida de antemano, y su trayectoria marchase por un curso inevitable, ciertos hechos económicos, sociales, políticos, culturales, morales e incluso sentimentales se repiten cada cierto tiempo, mostrando nuestras debilidades para sobreponernos y modificar su curso. Un ejemplo puesto de manifiesto con la presencia del Covid-19 y las estrategias de tratamiento lo constituye, en estos momentos, la constatación de la incapacidad en las esferas de Gobierno, acompañadas de tolerancia y afianzamiento de la corrupción administrativa.
Sectores parcializados de la prensa intentan desviar nuestra atención de la profunda crisis económica a la que nos deslizamos, los déficits hospitalarios, carencias de instalación de redes de agua y alcantarillado, ampliación de brechas de inequidad en educación y salud, aumento del desempleo, incremento de la pobreza e inmoralidad, crisis de valores, entre otros. El Gobierno, eludiendo sus errores y comprometiendo a muchos de sus colaboradores, recurre al disparatado argumento de culpar a gestiones anteriores, a la empresa privada y a los propios pobladores de su pésima gestión, repitiendo desaciertos del pasado y trayendo a la memoria erráticos momentos históricos nacionales y mundiales, recordándonos la afirmación de Marx(1): “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa".
Salvando distancias e intentando la amenidad, evoquemos a Jonathan Swift(2), autor de Los viajes de Gulliver, quien, en el encuentro con los gigantes, refiere que el rey de ese lugar, al enterarse de que es inglés, le pide una referencia sobre el gobierno de su país; luego de escucharlo atentamente menciona:
“Mi pequeño amigo Grildrig: hiciste un admirable elogio de tu país. Probaste claramente que la ignorancia, la pereza y el odio son los ingredientes apropiados para formar a un legislador; que quienes mejor explican, interpretan y aplican las leyes son aquellos que las pervierten, las confunden y las incumplen. Descubro que su Gobierno en su origen pudo haber sido tolerable; pero está por completo manchado y tachado por corrupciones. Nada de lo que has dicho me induce a pensar que los hombres de tu país sean respetados por sus virtudes, que los sacerdotes asciendan por su piedad y sus estudios, los soldados por sus comportamientos y valor, y los jueces por su integridad. Tampoco parece que los senadores sean elegidos por el amor a su patria, ni los consejeros por su sabiduría. En cuanto a ti, que has dedicado la mayor parte de tu vida a viajar, quiero creer que hasta ahora te has librado de los vicios de tu país. Pero por lo que he podido entender de tu relato, deduzco que el conjunto de tus semejantes es la raza de odiosos bichillos más dañina que la naturaleza ha permitido que se arrastre por la superficie de la tierra”.
A pesar de haber transcurrido 300 años, esta narración pareciera reflejar acontecimientos del país y cambiar su curso. Convoca a los comprometidos con el bienestar a rechazar tanta farsa que esconde la verdadera tragedia.
1 El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.
2 Crítico irlandés; en esta obra (1703) señala los defectos de un imperio colonialista.
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