Nancy Arellano
Entre afrentas, ausencias, acusaciones, cismas y vacancias
El escenario ideal para la aparición de outsiders
Hay una crisis de gobernanza en el Perú. Son días difíciles por varias razones. La primera es que sigue agudizándose la escisión entre el Ejecutivo y el Legislativo. La segunda es la crisis dentro del Ejecutivo. La tercera es la del Legislativo. Y la cuarta es la crisis dentro de los partidos políticos.
Afrentas
Las escisiones del escenario político peruano no obedecen a la política estructural, tampoco a la noción de la política como resultado de iniciativas contrapuestas ni de contrapesos que fortalezcan de forma alguna la gobernabilidad del país. Se trata de afrentas propiciadas por la captura de cuotas de poder político o del encapsulamiento de la aceptación política que, finalmente, fortalece la polarización y la asimetría de la motivación política.
Me explico; no hay en el escenario una afrenta de modelo país, tampoco una afrenta respecto de la adopción de políticas públicas, menos del control político sobre la actuación del Ejecutivo en el ejercicio de sus funciones. Se trata de la malsana intención —muy efectiva mediáticamente— de señalar quién es peor que quien para hacerse “preferible” o menos malo. Esto crea islotes de preferencia política y la segmentación absoluta de la oferta política en función de liderazgos débiles y susceptibles de cambios e intercambios. Todo ello aumenta el divisionismo (canibalismo político) y la idea de que A y B no pueden dialogar nunca, porque A excluye a B y B excluye a A. Para cada uno es, el otro resulta absolutamente carente de virtudes.
Acusaciones y cismas
Ahora bien esta escisión la vemos como una realidad: PPK versus Vizcarra, PPK versus la bankada, la bankada versus avengers, apristas versus apristas, y podemos seguir. Ya Kenji habló de Cambio 21 como “heredero” de Cambio 90 con Alberto Fujimori como líder fundador. El neofujimorismo se formaliza. Y automáticamente Keiko saca el tuit señalando “lamento que mi propio hermano se encuentre envuelto en estas prácticas que tanto daño nos hicieron como peruanos y como familia”. El posfujimorismo ataca frontalmente. Lo más particular es que A y B se acusan de lo peor de las prácticas del fujimontesinismo. Kenji hablao de asesores y de falta de apertura a lo interno, y Keiko sobre la compra de votos. ¿Cuál es peor? O ¿Cuál es preferible? ¿ Acaso hay alguno preferible?
Ausencias
Mientras tanto se enfilan las armas contra un Ejecutivo que podría ser vacado. Y lamentablemente este sigue sin atinar una Política Nacional de Comunicación Política, sin empoderar liderazgos que endosen confianza en segmentos específicos de peso en la población. Y sin poder poner sobre el tapete al menos cinco grandes políticas públicas que sirvan de escudo ante los ataques. No logran tener maniobra del barco en la tormenta. La ausencia de liderazgo está presente y San Pedro aún no ha enviado su informe.
Vacancias
Si vacan a PPK, muy probablemente se estará empujando la seguidilla de piezas de dominó donde, casi con seguridad, la capitalización del caos no se de hacia donde están las apuestas hechas por muchos actores y operadores políticos, sino en las manos de quien menos se piensa. Y las elecciones regionales en puerta, con unos ciudadanos absolutamente asqueados del sistema, serán el escenario ideal para que nuevos outsiders hagan acto de presencia con resultados impredecibles.
Así vamos.
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