Eduardo Zapata
¡En una!... y que “fluya”
El 2016 votarán más de dos millones de jóvenes electronales ¿Qué propuestas les interesa?
Los jóvenes familiarizados ya con la electronalidad o mundo digital –en zonas urbanas o rurales- no conocen de linealidades objetivadas, sucesividades innecesarias y tampoco admiten que un paso previo es indispensable para dar el segundo.
Nos lo dicen la semiótica y las neurociencias. La poderosa tecnología de la información electronal –como ayer lo hizo la imprenta- ha moldeado ya su cerebro. Esta vez para trabajar con varias ventanas a la vez, con paradigmas e inteligencias múltiples y con la exigencia de resultados inmediatos.
En suma, signa a los jóvenes electronales de hoy una cultura del hacer y ya no del ser. Que se manifiesta lingüísticamente en expresiones como “¡en una!”… y “fluye”.
En orden al 2016, se incorporarán al universo de electores más de dos millones de jóvenes que hoy están entre los 16 y 18 años. Actualmente, el número de ciudadanos entre 18 y 30 años asciende aproximadamente a seis millones.
Desde el punto de vista de la segmentación de nichos de mercado, ese público-objetivo será decisivo en las elecciones del 2016. No importa dónde estén físicamente localizados estos jóvenes, interesa sobre todo atender a su lógica.
Ya habíamos señalado en una columna anterior que –desde el punto de vista semiótico- los signos son solo interiorizados si son percibidos como predicativos, gratificantes y económicos. La predicatividad supone la percepción de herramientas que no solo dicen algo sino que constituyen herramientas útiles para operar en un tiempo y espacio dados; la gratificación implica que el receptor siente que el signo satisface alguna necesidad o motivación; y finalmente la economía le asegura al elector que el esfuerzo invertido en adquirir el signo devendrá en beneficios crecientes.
De modo que la colectividad política que aspire a triunfar en esas elecciones -para asegurar predicatividad, gratificación y economía- deberá tener una propuesta de Estado y de Gobierno que tome en cuenta esta cultura del hacer a la que hemos hecho alusión y que signa a los jóvenes electronales. Y eso no es otra cosa que el diseño de un Estado simplificado, eficiente y capaz de responder con resultados a las ´búsquedas´ de estos jóvenes electores. De lo contrario delete.
Veo que muchos hablan de la importancia de las redes sociales. Y sí, son importantes. Pero debemos preocuparnos no solo de estas externalidades de la electronalidad, sino de la lógica que ha moldeado cerebros y está detrás de ellas.
Porque la electronalidad no es asunto del uso de redes sociales para difundir viejas categorías envueltas digitalmente. Hablar de electronalidad implica entender en profundidad –y científicamente- nuevas gnosis y una nueva cultura. Supone entender la demanda de nuevas instituciones y nuevos modos de gestión. Del Estado, claro está, pero también, y con anterioridad, de los propios partidos políticos.
Por Eduardo E. Zapata Saldaña
(9 - oct - 2014)
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