Eduardo Zapata
¿En aras de la gobernanza?
No hemos reparado en que estamos en manos de la lumpen politik
Han transcurrido casi dos meses desde la llegada al poder del señor Castillo. Y en todo este tiempo –por ingenuidad o intereses acomodaticios– se ha reclamado a quien ocupa Palacio de Gobierno ´un deslinde´ respecto a Sendero Luminoso y los organismos de fachada de este movimiento. Pero la respuesta negativa a ese reclamo resultaba y resulta más que evidente para una persona medianamente informada.
Desde el hecho de que el señor Castillo fuese elegido por el Movadef para dirigir la huelga magisterial del 2007 hasta su ubicación como candidato a la presidencia en el vientre de alquiler llamado Perú Libre, resultaba ingenuo pedirle alguien que deslindase de su casa matriz y de los propósitos que su catecismo recomienda para el país. ¡No soy terrorista! dice a cada momento el inquilino de Palacio. Pero jamás ha negado sus vínculos con el gremio sindical auspiciado precisamente por el Movadef, el nuevo nombre de Sendero Luminoso. Y es cierto, señor Castillo, pues no conocemos que usted haya cometido acciones terroristas –aunque sí vandálicas durante la huelga aludida–, pero también es cierto lo dicho anteriormente: usted tiene una filiación política determinada que la ha ratificado prestamente al reconocer al Fenate, su propio gremio magisterial cuya inspiración nos remite explícitamente al Movadef.
Nuevo Estado. Que reemplace al “viejo y podrido orden imperante” como lo quería Guzmán. Que luego del llamado Acuerdo de Paz admitía que lo importante era la toma del poder por cualquier vía. Por la violencia armada o a través del propio ´juego democrático´. Pues alcanzado el poder, a través de la Asamblea Constituyente será posible alcanzar el Nuevo Estado deseado. Aquel indicado en el catecismo revolucionario, que no consiste en otra cosa que en implantar una dictadura sustentada en un maoísmo fosilizado y ajeno a las reformas de Deng Xiaoping. Para aquel que aún no quiera ver, para eso es la Asamblea Constituyente. Y sabemos, entonces, de dónde viene su propuesta: del catecismo.
El nombramiento de un gabinete compuesto en su mayoría por personas ígnaras respecto a las tareas de gobierno, pero con clara sujeción al nuevo pensamiento guía, constituyó no solo un desafío/burla a quienes creían en la gobernanza, sino una ratificación ideológica. No interesa de verdad el tan mentado ´pueblo´, sino simplemente el poder. Posteriores nombramientos de personajes en puestos claves para ese logro no hacen sino ratificar lo dicho. Seguramente en los próximos días tendremos algunos adornos en el gabinete. De lo que se trata es de ganar tiempo para alcanzar el verdadero objetivo. Objetivo para el cual la soberanía individual ciudadana carece de importancia, y objetivo para el cual la soberanía nacional queda supeditada a intereses de países que también comulgan con el poder y la vida perdurable.
Pero por detenernos en lo que era más que evidente no hemos reparado en que estamos en manos del analfabetismo funcional, si no de la lumpen politik representada por Perú Libre. Analfabeto funcional es aquella persona que, aun teniendo grados universitarios, es incapaz de ejercer competencias sobre la lectura, la escritura y el cálculo elementales. Requisitos todos estos indispensables para la gobernanza de un país.
Saber decodificar palabras no implica su comprensión y consecuentemente no implica que se sepa leer. Y basta con escuchar hablar a la gran mayoría de nuestros gobernantes para darse cuenta de que han asumido un cargo sin tener las competencias para ello, lo cual implica una incapacidad no solo profesional sino moral.
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