César Félix Sánchez

Elogio de la mortificación

El ascetismo y la penitencia que recomendaba la religión

Elogio de la mortificación
César Félix Sánchez
06 de abril del 2023


El Perú se apresta a vivir la Semana Santa; la primera plenamente
libre luego de tres años de encierros sanitarios, políticos y eclesiásticos. Y como anunciáramos hace más de cuarenta días, nos ocuparemos en esta columna de la manera cómo las antiguas prácticas mandadas por la Iglesia son confirmadas en su pertinencia, esta vez también por la ciencia empírica.

Tomemos, por ejemplo, el caso del ayuno, que la Iglesia definía como, al menos, una sola comida fuerte al día, y que mandaba practicar el miércoles de ceniza, el viernes santo, en los días de las témporas cada cambio estacional y en las vigilias o vísperas de las fiestas mayores (de ahí la pervivencia de la cena navideña a las 00:00 horas del 25 de diciembre en muchos lugares del Perú) y recomendaba durante toda la cuaresma. Ahora esta misma práctica ha despertado entusiasmo, bajo el apellido de intermitente, en el ámbito del cuidado de la salud. 

Según el doctor David Sinclair, de la escuela de Medicina de Harvard, el ayuno permite al cuerpo restaurarse mediante el proceso de autofagia y generar una mayor longevidad y un aumento en el bienestar físico general del cuerpo. De ahí, por ejemplo, que los musulmanes del Cercano Oriente, a pesar de ser grandes consumidores de azúcar, tengan un nivel bajo de cáncer gracias al largo ayuno anual del Ramadán. 

Por otro lado, el ascetismo y la penitencia que recomendaba la religión en estas épocas y que, por ejemplo, se expresaba en mortificar la carne cargando andas, utilizando disciplinas o peregrinando por las siete iglesias, entre otras actividades, puede generar en nuestro organismo el estado de hormesis o agresividad percibida, ocasionada por estresores físicos menores. Este estado se ha demostrado muy útil a la hora de defender al cuerpo contra el envejecimiento y parece ser el secreto, más allá de la famosa quema de calorías, del carácter beneficioso del ejercicio físico. 

La sociedad actual amenaza con hacer de las adicciones y las compulsiones un fenómeno masivo por primera vez en la historia humana, particularmente luego de la difusión de las redes sociales y la omnipresencia del internet gracias a los smartphones. La responsable es la dopamina, neurotransmisor asociado al deseo. La sobreestimulación de imágenes, la comida chatarra al alcance de un clic y toda clase de elementos adictivos provocan la secreción de grandes cantidades de este neurotransmisor, generando un estado de tolerancia que está produciendo efectos negativos masivos en amplios sectores de la población del Occidente moderno, particularmente juveniles. ¿La solución? Pues el llamado dopamine detox , que no es más que el ayuno y la abstinencia, no solo de alimentos, sino de cosas sensorialmente satisfactorias: básicamente los mismos pequeños sacrificios y mortificaciones que la ascética católica siempre reivindicó. 

Lo curioso de todo esto es cómo esas terapias o desintoxicaciones son vistas con sorpresa, como si se tratara de nuevas prácticas y descubrimientos increíbles, porque la idea de abstenerse de las cosas ha sido desterrada de Occidente desde hace más de cincuenta años. ¿Cuántos católicos, por ejemplo, de los pocos que todavía asisten a misa, han oído alguna vez predicar sobre la importancia de la mortificación y del ayuno? Me atrevo a decir que muy pocos. 

Romano Amerio, el gran analista de la decadencia del catolicismo en el siglo XX, se sorprendía de cuánto se distinguía el carácter laxista de la reforma de las órdenes religiosas luego del aggiornamento del Concilio Vaticano II de todas las reformas anteriores, que siempre habían ido de lo menos rígido a lo más rígido. 

En sí, el aggiornamento echó por la borda la misma idea de mortificación, tanto entre clérigos como laicos. Y en esto se comprueba esa característica general del progresismo católico, evidente en todos los campos donde ha actuado, desde la liturgia hasta la política: sus reformas, hechas para servir y adular al hombre, lo único que han conseguido es aniquilarlo.

César Félix Sánchez
06 de abril del 2023

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