Renatto Bautista
El triunfo del castrochavismo
Solo ha producido hambre, miseria y totalitarismo
En primer lugar, explicaré el significado del término “castrochavismo” que inequívocamente representa al “pensamiento político” de los dictadores Fidel Castro y Hugo Chávez. Un pensamiento basado en un intervencionismo total en lo económico, en un control totalitario de la sociedad y, en lo político, en la aplicación de un socialismo ortodoxo que cree que solo ellos tienen la razón, y que quienes no pensamos como ellos estamos mal. Se suma a esa abyecta táctica de dividir a la sociedad en viejos odios, en la que los castrochavistas representan el “bien” y “el antiimperialismo” versus la “maldad derechista” representada por la oposición. No obstante, la realidad ha demostrado que el castrochavismo solo produce hambre, miseria y totalitarismo; es decir, el castrochavismo representa una de las mayores perversidades del ser humano desde acabada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
La toma del poder por parte de Fidel Castro (1 de enero de 1959) representó una alegría para algunos porque acabó con la dictadura de Batista. Pero fue un impulso nuclear para los entonces jóvenes socialistas latinoamericanos, que soñaban replicar ese “modelo” en nuestros países. Algunos de estos jóvenes murieron tontamente en fracasadas guerrillas que nunca tomaron el poder. Otros, que fueron más “estrategas”, no participaron en las guerrillas; esperaron décadas hasta la llegada al poder de Chávez para cobrar su venganza personal. El mejor caso son los hijos del terrorista venezolano Jorge Antonio Rodríguez, Delcy y Jorge conspicuos ministros del dictador Maduro. Y los más inteligentes abjuraron del socialismo tras conocer la terrible realidad de los países de Europa del Este, dominados por el otrora imperio soviético. A los últimos no se les puede culpar mucho porque su pensamiento político evolucionó y no se quedó en el paleomarxismo.
Lo cierto es que nada ni nadie movió del poder a Fidel Castro quien, en base a su carisma y caudillaje político, instauró una cruel dictadura que en 62 años ha generado absoluta pobreza en una Cuba que por décadas fue la perla del Caribe. Indudablemente, el dictador Castro tuvo la estrategia de construir aliados internacionales que le permitieron la supervivencia de su dictadura. Primero fue el imperio soviético; luego, a través del Foro de Sao Paulo, y sobre todo con la llegada al poder de Hugo Chávez, en Venezuela, el proyecto político dictatorial de Castro tenía las herramientas políticas de mayor perduración en el tiempo.
La Cuba de la dictadura castrista solo ha generado hambre, miseria y totalitarismo. Solo los “acólitos” del paleomarxismo son los únicos admiradores y agentes de una genocida dictadura que ha convertido a la isla en una cárcel, al grado que miles de miles de cubanos prefieren arriesgar su vida al intentar escapar en balsas que los lleven a la Florida, con el enorme riesgo que puedan ser devorados por los tiburones. Es decir, miles de cubanos le tienen más miedo a la dictadura castrista que a los tiburones. ¡Terrible pero cierto, y no denunciado con firmeza por la mayoría de las democracias representativas!
Dejemos por un momento al régimen dictatorial que gobierna en Cuba. Su “hijo político”, la dictadura chavista en Venezuela, en 22 años de poder, solo ha generado hambre, pobreza y totalitarismo. Al grado que el 90% de su población es pobre y más de cinco millones de venezolanos han emigrado a nuestros países, pero existen tercos que pretenden replicar el modelo de estafa del chavismo en el Perú.
La mejor prueba del enorme fracaso de la dictadura chavista es la existencia de un millón de venezolanos en el Perú. Pero para los castrochavistas peruanos esto es una cosa pequeña, porque estas personas perversas solo aspiran al “poder” y a ser como como los chavistas venezolanos. Es decir “enchufados” o “boliburgeses” que viven bien a pesar de que el pueblo venezolano se está muriendo de hambre. ¡Pura perversidad de los castrochavistas peruanos!
Indudablemente, la dictadura chavista la logrado aliados internacionales, como los narcoterroristas de las FARC, la organización terrorista Hezbolá y dictaduras –tan criminales– como la rusa, la china o la norcoreana. Es decir, el chavismo –a nivel mundial– tiene como aliado al mayor lumpen posible, que jamás permitirá la caída del dictador Maduro. Indudablemente, hay enormes intereses económicos que permiten la permanencia del dictador Maduro en el Palacio de Miraflores. Solo los inocentes o quienes no conocen la historia mundial podrían pensar que la dictadura chavista tendrá la capacidad de autodisolverse, como hicieron las dictaduras franquistas y pinochetista. O de aceptar una derrota en las urnas. ¡Risible hasta el fin del sistema planetario!
Lo cierto es que el dúo Fidel Castro y Hugo Chávez son los padres del castrochavismo que ha tenido la capacidad de construir dictaduras que han generado hambre, miseria y pobreza. Lamentablemente, a pesar de esta terrible realidad económica de estos otrora países ricos, el triunfo del castrochavismo es la permanencia en el poder de estas dictaduras gracias a la pasividad de muchas democracias occidentales. ¿Por qué hay silencios cómplices? ¿Alguien puede creer que Rodríguez Zapatero defiende gratuitamente al dictador Maduro? ¡Por favor! ¡Hay una terrible minería ilegal en el arco amazónico en Venezuela! Pero de esta catástrofe medioambiental los corifeos verdes no dicen nada. Verdad, lo hace el “camarada” Maduro, no una democracia “derechista” o “liberal.”
Escribiendo sobre el dictador Maduro es válido recordar –para venezolanos y demás latinoamericanos– que el expresidente estadounidense Donald Trump es el mandatario que le impuso las sanciones más duras a este cleptómana dictadura. Lo que no entenderé es la aversión de algunos venezolanos “mediatizados” a un presidente estadounidense que hizo mucho por la lucha por la democracia y la libertad en Venezuela. ¿Creerán que Trump es peor que Maduro? ¿Creerán que Maduro se irá del poder por la vía electoral y que un golpe de Estado cívico militar no debería expulsar a esta banda de truhanes chavistas? Sinceramente yo no tengo la explicación de las percepciones de estos venezolanos que les gusta Miami, pero cuyo feeling es autócrata.
La conclusión de este largo artículo es que el triunfo del castrochavismo se basa en la permanencia, a lo largo del tiempo, de las dictaduras en Cuba y Venezuela porque –hasta el día de hoy– no han dado muestras de ninguna apertura política. Lamentablemente continuan la cárcel, la tortura y el exilio como constantes en estas dos criminales dictaduras.
Si un cubano o venezolano de bien me lee, le digo que resista porque estas fuerzas perversas caerán el día que el dinero se les acabe. Y así los jerarcas militares los dejarán de apoyar y podrá darse una transición hacia la democracia representativa.
¡Vivan Cuba y Venezuela libres e independientes de la mafia castrochavista!
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