Heriberto Bustos
El sentido de la ideología
Las ideologías congeladas podrían llevarnos a un desastre democrático
Mientras limitamos nuestra mirada al aumento o disminución de las preferencias electorales, y nos entretenemos con las encuestas (conociendo sus intenciones y frágil manipulación), hemos dejado de lado un mejor análisis o interpretación de lo que viene ocurriendo en el terreno ideológico. Vale decir, del conjunto normativo de emociones, ideas y creencias colectivas que son compatibles entre sí y están especialmente referidas a la conducta social humana; las que cuentan con una visión a futuro y un programa.
Un mínimo conocimiento de política y del sentido de la ideología permite aseverar que no se trata de creencias personales, de falsa conciencia, de discursos impostados o copias de otras. Por el contrario, al organizar y fundamentar las representaciones sociales que son compartidas por un determinado grupo, ser la base de los discursos, permitir a sus miembros desarrollar acciones conjuntas, así como mostrar el camino al logro de sus objetivos, metas o intereses constituye el cimiento y sello de su existencia.
Por esa razón, frente a las actuales circunstancias, intentaremos plantear y absolver dos interrogantes. En primer término, a los ahora “seguidores” de Cerrón-Castillo: ¿admiten y avalan la ideología marxista-leninista-maoista-pensamiento Gonzalo y están dispuestos a aceptar las determinaciones del partido? Para responder a quienes aún creen que pueden incidir en las decisiones del partido, resulta oportuno recordar lo señalado por el Hermanón: “Este es nuestro partido, compatriotas, no es de Pedro Castillo. Entonces, compatriotas, hay que entender que el equipo técnico es de nuestro partido dirigido por nuestro candidato Pedro Castillo y nuestro secretario general Vladimir Cerrón… El día que el candidato se separe del partido empieza su desgracia. Y el día que el candidato se separe del partido, para el partido empieza una nueva forma de lucha, como nosotros lo hemos venido haciendo”. Avisados estamos, pues aun permaneciendo a gran distancia de esas posiciones, lo que ocurra en el país afectará a todos los peruanos.
En segundo término, ¿Cómo han logrado, sin programa válido, “anestesiar” tantas mentes, induciéndolos a la ceguera, insensatez y violencia, distorsionando la percepción de los acontecimientos? Las disconformidades, debilidades ideológicas, frustraciones políticas, odios y actitudes oportunistas, han confluido en respuestas emocionales, posibilitando que los hermanos Cerrón, utilizando a Pedro, popularicen su ideología distanciándose momentáneamente de sus verdaderas posiciones y objetivos totalitarios. Un embuste que el pensador indio, Jiddu Krishnamurti nos recuerda cuando asevera: “El maestro que es sincero protegerá a los discípulos y les ayudará por todos los medios posibles a crecer hacia la verdadera clase de libertad; pero le será imposible hacer esto si él mismo está aferrado a una ideología, si es en alguna forma dogmático o egoísta”.
Votemos por el Perú, votemos por Keiko, para que las insinuaciones al voto en blanco o viciado y la condescendencia con ideologías congeladas no desemboquen en desastre democrático. Y para que no ocurra lo anotado por Bertolt Brecht luego del triunfo electoral de Hitler:
Primero se llevaron a los judíos
Pero a mí no me importó porque yo no lo era
Luego, arrestaron a los comunistas
Pero como yo no era comunista tampoco me importó
Más adelante, detuvieron a los obreros
Pero como no era obrero, tampoco me importó
Luego detuvieron a los estudiantes
Pero como yo no era estudiante, tampoco me importó
Finalmente, detuvieron a los curas
Pero como yo no era religioso, tampoco me importó
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.
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