Raúl Mendoza Cánepa

El periodismo fiscal

Un puñado de valientes periodistas nos permiten vivir aún en libertad

El periodismo fiscal
Raúl Mendoza Cánepa
03 de julio del 2022


Salvo los vergonzosos casos de una prensa sumisa al poder, hay algunos periodistas que se la juegan día a día. Sin ellos, todo lo que ahora se sabe (Sarratea, licitaciones irregulares, festín en los ministerios) no se sabría. Son pocos, pero son. Viven de la publicidad privada y de sus propios recursos. No les paga ningún ministerio ni empresa estatal, ni esperan un lugar en la torta para calcular el tono y sus dividendos. El verdadero periodismo no se volteó de lado durante la farra de vacunas de Vizcarra ni prestó sus cámaras y portadas 24/7 para dramatizar la marcha que forzó a Merino a renunciar, pese a la legitimidad de su sucesión.

Vale decir con justicia, si un periodista merecía un premio nacional en estos últimos años es Claudia Toro. Pero ni ella ni sus colegas esperan premios porque ya bastante satisfacción tiene con haber logrado la verdad y haberla compartido. La turba puede asediar sus casas, pero ellos no se cansarán de confrontar con el poder. La vieron clara en la segunda vuelta, alertaron del peligro que representaban Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, la hicieron de Casandra porque los haters no les creyeron; pero nada más honroso que hacerse odiar en una sociedad cuasivirreinal y aberrante. Algunos periodistas complacientes casi le sirvieron el café al candidato Castillo y hasta ganaron premios, otros la hicieron de turistas palaciegos. 

Si Castillo está cerca de caer es porque hay un periodismo tan pequeño en número, pero tan sólido, trajinado y convencido que ha logrado recuperar aquel título bien ganado (a veces) de “cuarto poder”. No, no aguarde tutela militar ni policial ni fiscal para preservar la Constitución, tan maltratada por el poder en estos años. Se dice que la institucionalidad se constituye por los poderes del Estado y por el predominio del texto fundamental; el problema es cuando la institucionalidad es débil y es rebasada por la arbitrariedad del gobernante.

Un ejemplo: cuando Salvador del Solar arremetió en el Congreso para plantear una confianza a la “prepo” y cuando Vizcarra hizo uso de una institución inexistente (denegación fáctica) para disolver el Congreso, nadie lo impidió. ¿Y los guardianes de la institucionalidad? Avalando o en la fotito con el presidente, me lo recuerda una nota de RPP: “Los jefes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y el Jefe de la Policía Nacional ratificaron la noche de este lunes su respaldo al presidente de la República, Martín Vizcarra, luego de la disolución del Congreso”.

Quizás importe poco y estemos en otra coyuntura, una en la que una porción del Congreso y menos de una decena de periodistas y medios nos permiten aún vivir en libertad y no bajo la sombra totalitaria de una constituyente comunista. A esos periodistas se la debemos, y ese reducto es el que debemos proteger de todo proyecto de ley que pretenda cerrarles la boca.

Raúl Mendoza Cánepa
03 de julio del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

Las cuatro claves

Columnas

Las cuatro claves

Estudiada la experiencia de por qué unos países fracasan...

09 de diciembre
Denegación fáctica

Columnas

Denegación fáctica

El expresidente del Consejo de Ministros Salvador del Solar –pro...

02 de diciembre
Acción y creación humana

Columnas

Acción y creación humana

  Dada la turbiedad de la política y la tragedia de la vi...

25 de noviembre

COMENTARIOS