Manuel Gago
El peligro de postergar la nueva carretera central
Corredor Verde versus trazo La Chutana
La nueva carretera Daniel Alcides Carrión –autopista de primera clase, de cuatro carriles, en zona de montaña–, alterna a la actual carretera Central, que unirá el centro (Junín, Cerro de Pasco, Huánuco, Ucayali, Ayacucho y Huancavelica) con Lima, nuevamente está en peligro de ser postergada. Al proyecto en desarrollo –Corredor Verde, a cargo de la Oficina de Gestión de Proyecto (PMO) de Francia, por acuerdo de gobierno a gobierno– se suma el trazo La Chutana, del Gobierno Regional de Lima.
Esta ruta alterna afianza la estrategia nacional alimentaria y el desarrollo agroexportador de la sierra y selva central. Los precios de los productos del centro para los mercados locales e internacionales suben por las carreteras no confiables, inseguras y mal señalizadas. Con la nueva autopista, el crecimiento turístico está asegurado. Acercar con el menor esfuerzo y costo en lugar de alejar.
Partiendo de la propuesta del ingeniero Hernán López, el Corredor Verde unirá Pachachaca (La Oroya) y la pista Ramiro Prialé (Lima). El trazo La Chutana lo haría entre Pachacayo (Jauja) y San Bartolo (Lima). Según reporte de Provías Nacional, “Corredor Verde versus trazo La Chutana”, del 17 de octubre del 2022, el Corredor Verde minimiza la longitud de túneles y reduce la afectación predial y agrícola e impacto ambiental. Por el contrario, el trazo La Chutana no conecta Lima con el centro y tampoco con La Oroya, punto de convergencia de la macro región centro-amazónica. Aleja al centro del aeropuerto, del puerto del Callao y del futuro puerto de Chancay, y atraviesa la reserva paisajista Yauyos-Cochas. Para Provía, La Chutana no es alternativa. No obstante, la nueva autopista no está definida. Su inicio y culminación, previsto para el 2031, dependerá de que se superen las trabas que la acompañan por décadas.
Sin perder la perspectiva, el objetivo de la nueva autopista es conectar el centro con Lima y Callao. No es rentable llegar a Lima desde Jauja, San Bartolo y la Panamericana Sur. Según David Fairlie, ingeniero de transportes, la carga vehicular en la Panamericana Sur se incrementará en 60%.
Para el arquitecto Robert Salameh, con el Corredor Verde la congestión vehicular en Ate (Lima) se reducirá desde Huaycán, desde un óvalo con tres alternativas de ingreso a la capital: la primera y natural, por Ramiro Prialé y la actual carretera central; la segunda, para vehículos menores, por Cieneguilla, hacia Lima y el sur (por la nueva vía de Manchay); y la tercera, hacia el norte (puerto de Chancay) y Callao (aeropuerto y puerto). “No se pueden romper vínculos económicos potentes que han mejorado la vida de las personas”, señala Salameh.
Existe el temor de diluir los plazos planteados y que el contrato con los franceses sea vulnerado, y que Perú denunciado en el Ciadi. Lo peor sería que, construido el trazo La Chutana, permanezca abandonado, sin tránsito de personas, mercadería y cultura.
Cerca de 10,000 vehículos diarios congestionan altamente la carreta Central y encarecen los productos transportados. Las características de esta vía la hacen muy peligrosa: dos carriles, puentes apuntalados, falta de señalización, mantenimiento a medias y curvas con radio de giro inapropiado para camiones de gran tonelaje y buses de mayores dimensiones. La vía ha sido declarada en emergencia numerosas veces, y no tiene proyectos ni ejecución de obras. Quedó desamparada y sin mantenimiento durante el velasquismo, con la caseta de peaje en Quiulla, que continúa en su lugar, como monumento a la desfachatez.
Si pues, cuesta sostener niveles técnicos en un Perú suspicaz y de intereses soterrados. La figuración y los intereses políticos van de la mano con la poca y casi nula capacidad técnica y de gestión de las autoridades. Obras muy urgentes son dejadas de lado y las inversiones son desperdiciadas sin que favorecezcan a nadie.
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