Iván Arenas
El mundo popular en disputa
¿Podrán Urresti o Antauro ocupar el espacio dejado por el fujimorismo?
Si alguna característica tuvo el fujimorismo albertista (lo ponemos en pasado) fue que se montó sobre la representación de los sectores populares. Esa era su fortaleza. De alguna manera, el fuerzapopularismo como proyecto keikista se construyó sobre la herencia de esta base popular, sobre ese mundo ancho y ajeno que respaldó a Alberto aún después del declive post 2000. Algunos fujimoristas de vieja data decían con orgullo que eran la derecha popular en contraposición a las derechas elitistas. Piense, estimado lector, en el PPC o el Fredemo.
No obstante, luego de los fuegos de la antipropaganda desarrollada contra el fuerzapopularismo en estos últimos años, y también por sus colosales yerros propios, todo indica, que ese inmenso y masivo apoyo del mundo popular se extingue de a pocos. Seamos honestos, querido lector. Si algún mérito tuvo el fujimorismo albertista fue convertir a su movimiento en un dique de contención contra los proyectos zurdos de todos los pelajes. De no haber existido el fujimorismo en ese mundo popular, hace mucho tiempo que un proyecto zurdo habría prendido como chispa en la pradera.
Pero hoy, con el declive del fuerzapopularismo, ese mundo popular está a merced de cualquier proyecto que se parezca al fujimorismo de los primeros días. Ciertos analistas empiezan a decir que Urresti o Antauro podrían colocarse en el lugar que deja el fujimorismo en los sectores populares, aunque olvidan detalles importantes. Quizá uno de estos detalles es que el fujimorismo no era solo el orden o el liderazgo carismático de Alberto, era –o es– por sobre todo un proyecto político de corte anticomunista y promercado.
Si uno mira de pasada ese mundo popular verá que allí hay una red de mercados populares y un capitalismo a veces salvaje y anti Estado (es decir, informal), como sacado de los libros de Hayek o Mises. Ese es el gran detalle que se olvida cuando se dice que Urresti o Antauro podrían prender fuego en ese mundo popular. Porque el primero –es decir, Urresti– es una veleta que gira en cualquier dirección (y por añadidura un antifujimorista), y el segundo –Antauro– es un proyecto de orden socialistoide. Ambos nada tienen que ver con ese mundo promercado y anti Estado.
Durante el “corto siglo XX” fue el Apra el partido muralla que impidió el paso del comunismo en los sectores populares. Quizá por eso la animadversión histórica de la izquierda y parte de la derecha; animadversión que a veces se pintó de clasista. Si uno revisa las primeras décadas del siglo pasado también verá que fue el aprismo la piedra en el zapato del sanchezcerrismo y del comunismo en los sectores populares. No quiero atreverme a tanto, pero quizá también la migración de muchos venezolanos instalados hoy en ese mundo popular haya generado mayor rechazo a los proyectos estatistas. En todo caso es solo un atrevimiento.
Este mundo popular (que es inmenso), esta Lima “no moderna” y estas regiones de clases medias, como jamás en la historia, están en disputa.
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