Neptalí Carpio
El MAR está cerca
La propuesta de un Ministerio de Apoyo a las Regiones (MAR)
Una de las propuestas más audaces del nuevo presidente electo es la creación del Ministerio de Apoyo a las Regiones (MAR), como herramienta institucional para relanzar el proceso de descentralización, corrigiendo sus errores y limitaciones. El componente más radical de la propuesta es trasladar a este ministerio el sistema nacional de inversiones, el que no dependería exclusivamente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). A partir de ello, la inversión pública tendrá su centro de actuación en los equipos de Pro Inversión que se instalarían en cada región, pero con una fuerte supervisión posterior por parte de la Contraloría General de la República.
Institucionalmente, el MAR es en realidad la reimplantación del Consejo Nacional de Descentralización (CND), que fue creado el año 2002, pero con mayores atribuciones y competencias. Este ente, en realidad, nunca se implementó porque el Poder Ejecutivo durante los gobiernos de Toledo, García y Humala no quería establecer una relación de coordinación simétrica entre el Gobierno Nacional, los gobiernos regionales y los municipales. A cambio de ello, lo que prosperó fue una atomización del proceso de descentralización, en la que el Poder Ejecutivo renunciaba a cumplir su rol rector, normativo y de supervisión, tal como a la letra lo establece la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE).
Por contradictorio que parezca, la responsabilidad principal de los límites del proceso de descentralización estriba en el Poder Ejecutivo, la Contraloría General de la República y otras entidades nacionales. Por un lado, el Ejecutivo renunció a sus potestades normativas, de supervisión y capacitación del joven proceso que se inició el año 2002, renunciando a crear las relaciones adecuadas para un Estado descentralizado y unitario, como la Constitución lo manda. Los altos niveles de corrupción alcanzados en Ancash, Tumbes, Lambayeque y otras regiones no se hubieran dado si el Ministerio Público y la Contraloría hubieran asumido sus reales responsabilidades. Prueba de ello es que a raíz de esos escandalosos casos renunció el fiscal de la Nación, un actor de la esfera central estatal.
No se puede retomar de manera consistente el proceso de descentralización sin crear un ente rector nacional del proceso. Es aquí donde cobra sentido la propuesta de crear el MAR. No debe ser un ente burocrático que se superponga o supedite de manera centralista y vertical el funcionamiento de los gobiernos regionales; por el contrario, como su nombre lo indica, debe ser un ente de acompañamiento de las regiones y facilitador de instancias macrorregionales.
El éxito de la propuesta dependerá de cuatro factores. En primer lugar, del éxito de la instalación de los Pro Inversión regionales, para destrabar la inversión pública y promover diversas modalidades de inversión privada. Esto implica necesariamente una reformulación del Sistema Nacional de Inversión Pública. En segundo lugar, de la calidad de la gestión normativa y supervisora del Poder Ejecutivo, que debe poner en práctica lo que manda la LOPE; simultáneamente a un intenso proceso de revalorización del capital humano en las regiones, proceso en el cual SERVIR tiene un papel central. En tercer lugar, del liderazgo que tenga el MAR. Un ministro dialogante y articulador, en base a un enfoque de gobernanza con todos los actores públicos, privados y sociales, generará rápidamente confianza en las regiones y sus autoridades locales.
Y finalmente, en cuarto lugar, la creación del MAR implica una descentralización efectiva del sistema de control nacional. Sobre todo porque al flexibilizarse el sistema nacional de inversión pública en los Pro Inversión regionales, se requerirá una intensa actividad de control concurrente y posterior de parte de los auditores. En suma, un gran impulso a la inversión pública y privada en las regiones, destrabando los procedimientos; pero también intensa transparencia fiscal, rendición de cuentas, vigilancia ciudadana y actuación de la Contraloría.
Esperamos que el Congreso de la República, de mayoría fujimorista, dé curso a esta reforma institucional, como parte del relanzamiento del proceso de descentralización y modernización del Estado. Pero queda por ver si la burocracia y la tecnocracia centralista del MEF tendrán disposición de soltar gran parte de la dirección del Sistema Nacional de Inversión Pública. Se trata, pues, de una reforma que no tiene nada de neoliberal, como imaginan algunos despistados izquierdistas y otros defensores de statu quo.
Neptalí Carpio
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