Augusto Adrianzén
El mal menor en las obras públicas
La adquisición de “mejores prácticas” de otro país
El urgente clamor por infraestructura básica está haciendo que el Ejecutivo opte por soluciones intrépidas, que expediten la ejecución de proyectos. Y enhorabuena. Sin embargo, estas soluciones deben usarse juiciosamente, en aras de la disciplina fiscal y solo hasta que el grave problema de fondo se solucione.
El problema de fondo es complejo. Incapacidad del Gobierno como un todo para supervisar y permitir la implementación de proyectos. También la mala imagen de las grandes constructoras, y del Estado mismo, en relación con la ejecución dolosa de infraestructura en historia reciente. Se requiere una decisión política firme para reformar, así como de una solución ejemplar en los sonados casos de corrupción vinculados a inversiones en infraestructuras. Temas que no se resolverán fácilmente, ni están en la agenda del Gobierno.
En este contexto, la coyuntura actual invita a soluciones extraordinarias, en respuesta a la pobre gestión estatal de los proyectos. Desde el fiasco de la inconclusa Reconstrucción con Cambios (del norte), pasando por la severa carencia de infraestructura de salud, que se hizo obvia con la pandemia, hasta los innumerables proyectos con contratiempos en las regiones, entre otros casos. Todo ello ha propiciado que la fórmula usada con los Panamericanos entre a tallar nuevamente. Ahora para la (re) Reconstrucción del Norte, y proyectos conexos, recién adjudicados la semana pasada. Se combina así la adquisición de “mejores prácticas” de otro país, con una supervisión estatal adecuada, privatizando y unificando el grueso de la gestión estatal correspondiente.
Para ello se ha creado exclusivamente una dirección estatal temporal, autónoma, y con mandato. Y se ha tercerizando el grueso de la función gubernamental en favor de una sola empresa especializada y perteneciente al país escogido, permitiendo al Estado contratar usando la modalidad NEC bajo la supervisión de la empresa especializada extranjera; y favoreciendo tiempos y calidad de entrega. Se asegura así una colaboración estrecha entre las partes contratantes, aceptando que la integridad de los contratantes es norma, circunscrita a un acuerdo soberano que consagra el todo. Y gozando de un trato diferenciado de la Contraloría.
La referencia es que la fórmula de los Panamericanos ya se probó. Si bien las sedes deportivas no son infraestructura básica urgente, ni la modalidad NEC goza de un uso importante en la contratación de infraestructura mayor a nivel global, el hecho es que la evidencia apunta a que su uso fue beneficioso, en base a la información disponible. Destaca especialmente la entrega de obras en tiempos y especificaciones contratadas, Sin demoras, controversias, adendas, investigaciones, paras, etc. Un logro y mayormente una novedad en estos quehaceres. Asimismo, el haber terminado con un costo total por debajo del presupuesto global asignado. También el haber escogido a Inglaterra, que es un país bastante desarrollado y serio. Y con ello a una empresa-gerente que administró a los distintos contratistas con un alto estándar operativo. Sin embargo, hubo aspectos mejorables. Como la disponibilidad de información de costos finales detallados a nivel de cada sede.
Esperemos entonces que la fórmula de los Panamericanos se vuelva a usar con responsabilidad. Estrictamente en infraestructura básica, urgente, y cierta. Sin creación de burocracia permanente, mejorando la transparencia, y entendiendo que es una solución de excepción, y temporal. Porque la conformidad y aseguramiento de buenas prácticas en la obra pública es un tema elemental que no debería requerir de la asistencia de un gobierno extranjero. Y además teniendo claro que la solución del problema de fondo es lo verdaderamente urgente, lo que requerirá que el (próximo) Gobierno haga las reformas de Estado correspondientes. En tanto, la mera alternativa estatal tradicional es seriamente contraproducente. Estemos atentos.
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