Iván Arenas
El feminismo, la izquierda y la hipocresía
Sobre el caso de la periodista Vanya Thais
Días atrás, la periodista y política Vanya Thais fue víctima de una típica campaña de character assassination desarrollada por un sector político de la izquierda en las redes sociales. No obstante que no es la primera vez que Thais es el centro de un ataque virulento –que ya no diferencia de la vida pública, privada o familiar– el movimiento feminista, asociado a la izquierda y el comunismo, ha callado en todos los idiomas.
Ahora bien, no debería ser sorpresa que el feminismo de izquierda comunista –o el feminismo a secas– soslaye y calle en todos los idiomas el ataque incisivo, desigual y cobarde contra una mujer –Vanya, que además promueve todo lo contrario a ellos– por una sencilla razón: en el feminismo de las izquierdas comunistas se entiende que la batalla no solo es de género, sino fundamentalmente política e ideología.
Además de todo lo anterior, en el feminismo de izquierda –o feminismo a secas, repetimos– se ha llegado a la conclusión incluso de que no hay igualdad entre las propias mujeres. ¿A qué me refiero? A que se ha normalizado el ataque y las agresiones de todo tipo a la mujer que profesa ideas liberales, conservadoras o de otro tipo. Sin embargo sucede lo contrario con la mujer de izquierda que malamente puede ser atacada, pero recibe todos los apoyos y las solidaridades de sus pares feministas.
Nótese que en el razonamiento del feminismo de izquierda comunista no vale la sola condición de mujer sino, y sobre todo, el “ser político” que representa, la construcción ideológica que es. Así, entonces, el feminismo no es esa idea organizada que promueve el papel de la mujer en la sociedad, sino la extensión de la lucha de clases. Engels decía que el hombre es la burguesía y la mujer es el proletariado.
Por ello, en la práctica y en razonamiento del radicalismo feminista, tanto a Thais como a otras mujeres, como el caso de Jeanine Añez en Bolivia, se les niega la condición de mujer para que se privilegie el “ser político”. No solo eso, en la “negación del género” del feminismo, Añez como Thais, además representan la continuación del estado burgués que debe ser liquidado, a pesar de que no hay derechos de la mujer sin capitalismo. Pero esa discusión es harina de otro costal.
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