Guillermo De Vivanco
El enemigo está en casa
Pareciera que no ha habido ningún cambio de gobierno
El Peru está en una guerra no tradicional. El campo de batalla tiene dos frentes simultáneos: el sanitario y el economico. El primer enemigo nos invadió fácilmente, llegó del extranjero como un ejército invisible, y ante la falta de inteligencia y desidia de nuestros gobernante lo dejamos entrar. Pese a la alerta mundial, no lo detectamos, no lo seguimos ni pudimos detenerlo. La consecuencia fue el contagio masivo de la población. Sin remedios ni vacunas, lo único que podía mitigar la emergencia era tener oxigeno y atención hospitalaria. Sin embargo la reacción del gobierno fue cerrar las postas médicas, no convocar ni aceptar la ayuda del sector privado, tampoco apoyarse en las Fuerzas Armadas, con toda la experiencia y capacidad logística que tienen, ni movilizar la solidaridad de las iglesias.
Un año después el panorama no ha cambiado. En el frente económico lo hicimos peor que nadie; se paralizó innecesariamente la fuerza productiva, con la consiguiente quiebra de miles de empresas, así como la pérdida de millones de empleos. En conclusión un aumento significativo de la pobreza y el hambre, y también un aumento notable de la criminalidad. Al quitarles a las personas su derecho a la acción se les privó de un derecho fundamental: el derecho a su alimentación, a su propia vida .
De cara al futuro, esta es la batalla que nos toca librar: recuperar económicamente al Perú pospandemia, esta vez sin margen de error, con la urgencia de no volver a equivocarnos. La crisis continúa, aunque ya se vislumbra una vacuna salvadora. Sin embargo reactivar la economía requiere, como primera condición, la confianza. Confianza en ser un país predecible, capaz de convocar la inversión nacional y extranjera. Esto no se logra cambiando la Constitución ni satanizando la riqueza o a los emprendedores que la generan. Proponer medidas populistas, regalar bonos, estatizar empresas exitosas o enfrentar a las personas por sus ingresos económicos es fomentar la lucha de clases. El Peru ya vivió ese modelo político y fracasó, tal como fracaso Venezuela .
Los enemigos de la sociedad abierta le atribuyen al sistema capitalista las desigualdades sociales y la pobreza. Desconocen que el sistema capitalista obró el milagro de los últimos 200 años. De los mil millones de habitantes del mundo el año 1810 , el 95% eran pobres. Hoy somos 7,500 millones y solamente el 5% es pobre (hablamos de pobreza al que vive con un dólar diario) . La pobreza era la condición natural de la humanidad y no consecuencia del sistema capitalista. La izquierda se está derrumbando porque en una sociedad donde prima el capitalismo popular, sus posiciones ideológicas sabotean la creación de riqueza.
Proponer una reforma agraria es ignorar el actual milagro agrario peruano, que nos ha convertido en la quinta potencia mundial en agroexportación y ha generado un millón de empleos formales. Haber boicoteado los proyectos mineros de Conga y de Tía María, con los precios actuales del oro y del cobre, le ha costado al país perder US$ 18,000 millones en impuestos. ¡Hay que estar unidos contra la izquierda, responsable de boicotear el desarrollo y no combatir la pobreza!
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