Raúl Mendoza Cánepa
El enemigo es otro
Ante la amenaza castrochavista, debemos unir fuerzas para preservar la libertad
El maniqueísmo puede ser un enemigo silencioso. Mientras derechistas y progresistas (etiquete a su gusto) se enfrascan en una guerrita por una película de animación de Disney, el enemigo se repantiga para ganar fuerza. El enemigo no es cualquiera, odia al caviar como odia al derechismo y al liberalismo. El castrochavismo, que ha ganado América del Sur, es el mayor peligro para las libertades de todos los bandos. En el Perú el comunismo duro y bruto ha tomado el gobierno, y en un tiempo tomará el poder.
¿De qué servirá la guerrita por la ideología de género si los que nos peleamos debajo de los ojos del monstruo estaremos muertos? ¿Creen que una bandera provida sobreviviría al castrismo? ¿Creen que alguna ONG progre de derechos humanos vería la luz? ¿Dan por seguro que las marchas LGTBQ+ continuarían en un régimen rojo? Puede que nos ubiquemos a uno de los lados, pero habrá tiempo para rompernos a golpes después que impidamos que el Perú sea una colonia cubana.
El progresista que facilita el camino a un Perú comunista, favorece su propia destrucción. ¿No hay señales de machismo y misoginia en Perú Libre? Por más que se morigerara en su vejez, Fidel Castro persiguió homosexuales; el Che Guevara los consideraba pervertidos y contrarios al ideal del “hombre nuevo”. ¿Y qué decir del estalinismo y del comunismo chino? Y si de oenegés progresistas se trata, pregúntenle a Vladimir Cerrón qué piensa de ellas. El totalitarismo comunista es enemigo de la diversidad, de la alternancia y de todo lo que escape a su propia ortodoxia.
Nos escandalizamos con la burda corrupción en el poder, pero el problema central es la presencia de un monstruo que amenaza con devorarlo todo si los peruanos de cualquier creencia lo permitimos. Importa poco el modo de vida o las preferencias de cada cual. Hay guerritas que podemos postergar para unir fuerzas por un ideal que todas las tendencias, salvo el comunismo o el neosenderismo, aprecian más que nada: el de vivir en libertad.
Hace dos días la marcha por el orgullo gay mostró su capacidad de movilización. Tras la segunda vuelta en 2021, más de un millón de ciudadanos marchó en Lima entre banderas, cánticos y luces. Tras la inexplicable movilización decretada por el gobierno de Pedro Castillo, el país rugió haciendo temblar la tierra. Si reparamos en que la libertad es un asunto que atañe a todos, juntos deberíamos alzar la voz en defensa de la libertad.
Si de un ardid puede jactarse el gobierno es de haber dado a algunos líderes progresistas una cuota de poder, un fajín, un intercambio en el Congreso, una canonjía. Que les aproveche, porque si Vladimir Cerrón logra su propósito no existirán, no habrá partidos, oenegés, progresía ni derecha.
¿Sabe lo que es la idiocial? Una deficiencia de las facultades mentales tan profunda que la edad intelectual se reduce a la infancia. A ese extremo han llegado quienes no saben descifrar ni el poder ni el futuro.
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