Juan Sheput
El Ejecutivo o la política del avestruz
Se esconde para reaparecer cuando el daño ya está hecho
No estamos muy lejos de aquellos días en que Martín Vizcarra salía a diario a explicarnos sobre los avances de la lucha contra la pandemia. Con lenguaje triunfalista, nos señalaba que ya habíamos llegado a la meseta y que, comparados con otros países, nuestras cifras eran, por positivas, mucho mejores. El tiempo, que pone todo en su lugar, se encargó de desmontar, una a una, las mentiras diseminadas por el Gobierno.
No es un hecho aislado comprobar la incompetencia abismal mostrada por el Ejecutivo en el enfrentamiento con la pandemia. Desde el día en que Vizcarra asumió la jefatura de Estado, el Perú desciende en todos sus indicadores económicos, sanitarios y sociales. En pocas palabras, tenemos el peor de los gobiernos para el peor de los momentos por los que ha atravesado el país.
Como es habitual, no faltan aquellos que intentan trasladar la culpa de nuestros males al actual Congreso o a la misma ciudadanía. Esa actitud, de trasladar la responsabilidad a terceros, más bien confirma la incapacidad gubernamental, ya que tiene que recurrir a esa estrategia para no asumir responsabilidad alguna ni reconocer los errores cometidos.
Lo más dramático es que lo peor está aún por venir. Y al menos en los próximos once meses enfrentaremos esta situación crítica, con el mismo Ejecutivo, que ha demostrado no estar a la altura de la situación. Tal y como sucede en Europa, donde Inglaterra y España están en recesión con crecimientos negativos del PBI que rozan el 20%, al Perú le espera un futuro cercano peor que ese, pues nuestros indicadores en estos días son más desalentadores. Ante ello el Gobierno, en lugar de anticiparse, opta por la política del avestruz, escondiéndose, no dando la cara y creyendo que con una tardía política comunicacional va a revertir las cosas cuando el daño ya está hecho.
La falta de liderazgo de Vizcarra ha convertido al manejo gubernamental en una suerte de sálvese quien pueda. Ha abandonado el país a su suerte. Incapaz de convocar a un gran pacto político apuesta por un Pacto Perú que no convoca a nadie, y que ya ni siquiera tiene el interés de los medios. Las promesas incumplidas del Gobierno son una cruel forma de generar expectativas que luego llevan a desilusión. La última, la de la vacuna, pinta de cuerpo entero a este Gobierno tóxico.
Esta es la situación a la que nos ha llevado un Gobierno en que jamás se vio las consecuencias de una desmedida ambición, alentada por grupúsculos enquistados en el Estado desde los tiempos de Ollanta Humala y que son los verdaderos enemigos que han destruido la endeble institucionalidad del país. En ese sentido, hay que mostrar mayor capacidad de respuesta en este año electoral, pues el experimento, que les funcionó en las elecciones de enero 2020 lo van a querer repetir en el 2021. Hay que prepararse a defender la democracia del embate de la incapacidad, que pretende quedarse a base de autoritarismo.
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