Renatto Bautista
El docente universitario merece respeto
El límite de edad para los catedráticos es discriminatorio
El lunes 11 de julio se conmemoró el Día del Docente Universitario. Una celebración que ha pasado desapercibida tanto para los actuales inquilinos del Poder Ejecutivo peruano como para la sociedad. ¿Por qué? Indudablemente quienes tenemos el honor de ser catedráticos universitarios sabemos la importancia de nuestra labor académica, que es formar intelectualmente a los jóvenes peruanos en base a los valores y tradiciones de la civilización Occidental, que se respalda en dos valores importantes como la libertad y la verdad. Pero, en general, reina la mezquindad y el ostracismo hacia la cátedra universitaria.
El docente universitario merece respeto por el trabajo que realiza a pesar de los sueldos exiguos, que deberían ser homologados con los de los jueces y fiscales (supremos, superiores y especializados), tal como siempre señaló el inmortal Luis Alberto Sánchez. Porque el catedrático se dedica, en muchos casos, a una exclusividad profesional, cuando podría estar laborando en un Ministerio o Municipalidad; pero elige la cátedra universitaria por su vocación de servicio. Sinceramente, en mi caso lo hago para devolver mucho de lo que me dio mi Universidad (UNFV) en siete años de estudio, tanto cinco años de ciencia política como los dos años que estudié la maestría en Gestión de Políticas Públicas. ¡Hay que ser gratos en la vida!
Ya que en este artículo me enfoco en el catedrático universitario, recuerdo que hace pocos días el Parlamento aprobó, con 104 votos, el proyecto de Ley N° 00784/2021-CR, por el cual se elimina el límite de edad para ser catedrático en las universidades públicas (que era de 75 años) y que permite que los catedráticos cesados por la actual Ley Universitaria vuelvan a la cátedra con todos los derechos que la ley les asiste.
Por dicha razón, señor Pedro Castillo, hágase una buena y firme esta ley, porque siempre es muy discriminatorio que se ponga un límite de edad para ser catedrático en las universidades públicas. ¿Por qué nunca se puso ese límite para ser catedrático en las universidades privadas? Eso se llama discriminación, y hay que decirlo en voz alta. Ser catedrático universitario es una función académica; es decir, un catedrático puede tener 85 años, pero seguir siendo lúcido y de esa manera transmitir sus conocimientos a los jóvenes peruanos.
Pero aquí lamentablemente reina la mezquindad de pigmeos que, en todas las universidades públicas, cesaron a los catedráticos, cuando el artículo 84 de la Ley N° 30220 solo debió afectar a los catedráticos que se nombraron por la actual ley, no a quienes fueron nombrados con la anterior Ley Universitaria N° 23733. Además, creo que mis colegas injustamente cesados deberían demandar al Estado porque en ningún trabajo te cesan para luego reincorporarte por una ley dada por el Parlamento.
Alzo mi voz de respeto hacia el docente universitario peruano que brega por una mejor universidad pública, a pesar de las enormes deficiencias administrativas y presupuestales de nuestras universidades.
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