El docente, forjador de una vida mejor

Ahora que han empezado las clases en la educación básica peruana, el abanderado de este proceso educativo es el maestro. En un mundo basado en los conocimientos y la competitividad, la educación básica es el cimiento fundamental para el logro de la realización personal; así como el manzano, adecuadamente cultivado desde el momento de su plantación, producirá en el futuro, frutos sabrosos, nutritivos y abundantes.

En un entorno impredecible, en el que los valores prácticos y los conocimientos rápidamente se desvanecen debido al progreso de la ciencia, las expectativas de los niños y adolescentes se encuentran en los hombros del educador, puesto que en sus manos radican gran parte de lo que serán en el futuro. Esta enorme responsabilidad pedagógica, lo convierten en garantes de una sociedad más democrática e innovadora de conformidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 al 2030.

Como casi la mitad de nuestras vidas transcurre en la internet, la innovadora Esther Wojcicki, recomienda que es necesario enseñar la alfabetización mediática para que los estudiantes, sepan discriminar las informaciones que circulan en el panorama virtual. Enseñarles a evaluar la credibilidad de las fuentes, analizar los posibles errores y manipulaciones, y a cuestionar la veracidad del documento presentado es clave, ya que no solo se trata de consumir, sino, producir contenidos de alto impacto.

Los educadores tienen la tarea de educar a los estudiantes para que consideren a sus compañeros como amigos fraternos y cómplices en la travesía de la vida. No es factible continuar enseñando a competir en las escuelas, cuando en la cotidianeidad, los seres humanos vivimos en grupos desde la prehistoria. Enseñar a ser buenas personas, para comprender y aceptar a otros individuos de diferentes etnias y credos, trasciende los límites del aula y refuerza los principios para una sociedad más conectada y feliz.

Robert Swartz nos invita a cultivar la capacidad de pensar en los estudiantes, para lograr una vida más plena. Al abordar en clases, obstáculos que requieran soluciones innovadoras, experimentación, investigación, descubrimiento y curiosidad, estamos enseñando a pensar y crear. En otras palabras, al desarrollar la capacidad de reflexionar y cuestionar todo con mil y un argumentos, ayudamos a visualizar el mañana con la mente e inteligencia de hoy.

De igual manera, adquirir habilidades comunicativas mediante el diálogo inclusivo y participativo en el aula, diálogo en el cual se valoren y respeten las opiniones de todos los educandos, resulta un enriquecedor aprendizaje social. Estas aptitudes elocuentes no convierten a los educandos en personas en superiores a los demás, sino que les estamos enseñando a tener una voz propia en la sociedad de la información, de acuerdo con el experto Facundo Manes.

Suena encantador hablar de estas tareas pedagógicas a comienzos de este año académico. Pero existe una barrera, ¿los maestros estarán capacitados para desarrollar un aprendizaje exitoso en los niños? Para responder esta cuestión, es necesario que se modifique la forma en que se les imparte la capacitación, más allá de la exigencia de méritos, y repetir ideas de los pedagogos del pasado, que no están mal. Los invito a aprender de los pedagogos actuales que están innovando el proceso del aprendizaje a lo largo y ancho del planeta.

Finalmente, todos los maestros tenemos el desafío de encender la luz en la mente y corazón de los estudiantes. Para lograrlo, desarrollemos nuestra capacidad de aprender e innovar en cada momento y enseñémosles lo que realmente les servirá en el mañana.