Jorge Morelli
Efecto globo
Las políticas antidrogas en Colombia nos están echando encima a las FARC
El nuevo ministro de Defensa, Mariano González, ha hecho, como quien no quiere la cosa, revelaciones importantes en una reciente entrevista con el director del diario Expreso, Antonio Ramírez. Ha reiterado, en primer lugar, las frases “correctas” que repiten ritualmente todos los nuevos ocupantes de esa cartera. A saber: que darán su respaldo a las Fuerzas Armadas en la lucha contra los “remanentes senderistas” en el Vraem. En efecto, las Fuerzas Armadas luchan contra el terrorismo en el Vraem, pero están impedidas de hacerlo contra el narcotráfico (a diferencia de la Policía, que hace lo opuesto). Conociendo el hecho, el sagaz periodista preguntó, acto seguido, al ministro si acaso esos “remanentes senderistas” no están unidos al narcotráfico.
La respuesta es de la mayor importancia. “El nexo que hay entre el narcotráfico y el terrorismo es muy cercano, y yo creo que el problema hoy no es solo el Vraem. Tenemos otro problema en la zona del Putumayo, donde algunos grupos vinculados a las FARC están ingresando”. Precisa el ministro que, “cuando se desactiva un grupo como este (las FARC) en un lado, busca otro lugar donde reubicarse. Y por la información que tenemos, sabemos que ya han ido haciendo, de manera creciente, su ingreso por el Putumayo”.
En el argot, a esto se le ha dado en llamar el “efecto globo”. En otras palabras, las políticas antidrogas del gobierno de Juan Manuel Santos en Colombia nos están echando encima a las FARC, vinculadas al narcotráfico y que no van a firmar ningún acuerdo de paz con el gobierno colombiano. Circunstancialmente el ex presidente colombiano Álvaro Uribe publicó, también hoy, en Twitter, una información —tomada por Colombia Think Tank—sobre un presunto Informe de Inteligencia Policial dirigido a la Mesa de Negociaciones de Paz de Colombia con las FARC, en La Habana.
Según esta información, “del total de 55 cabecillas narcotraficantes de las FARC, 30 están requeridos para ser extraditados por EE.UU.”, y las FARC ejercen hoy el control del negocio del narcotráfico por medio “de 73 estructuras (60% de un total de 122), ubicadas en 18 departamentos y 98 municipios (de Colombia), en áreas de cultivo, producción y tráfico internacional”. Para dar una idea de la magnitud del “negocio”, la información precisa que, para producir un kilo de cocaína hace falta una tonelada de hoja de coca. Y que esa tonelada se vende en 500 dólares en la selva, y ese kilo de cocaína en 150,000 dólares en EE.UU.
¿Qué hace el Perú al respecto? ¿Está considerando el ministro dejar de lado la separación artificial entre terrorismo y narcotráfico, que obliga a las Fuerzas Armadas y a la Policía a luchar con las manos atadas? ¿Se prepara acaso el ministro para negociar con EE.UU. la necesidad de aplicar en el Perú la ley aprobada por el Congreso, que ordena interceptar las narcoavionetas? Decisiones políticas como esas permitirían devolver el “efecto globo” hacia el otro lado.
“Estamos preparando con el Comando Conjunto unas acciones que, como usted comprenderá, por razones de inteligencia y de seguridad nacional, no pueden expresarse abiertamente”, fue la respuesta del titular de la cartera.
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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