David Auris Villegas
Educación y exterminio de las armas nucleares
Debatir en el ecosistema educativo las ventajas del TNP
Antes de que las armas nucleares acaben con nosotros, acabemos con ellas, eliminándolas para siempre. Esta determinación implica un compromiso global por la vida y la esperanza de un porvenir compartido. En este formidable desafío, contamos con la colaboración de Naciones Unidas, la cooperación internacional, el diálogo, la inteligencia, la voluntad y la educación, con el propósito de erigir una convivencia sin miedo.
Entre el 6 y 9 de agosto de 1945, los habitantes de Hiroshima y Nagasaki fueron atacados por las infames armas nucleares, que causaron la muerte inmediata de aproximadamente 200,000 personas de toda edad y dejaron heridas y enfermedades por radiación a miles de personas que fueron muriendo lentamente. Para que a nadie se le ocurra presionar el terrorífico botón nuclear y que todos corramos la mala suerte de desaparecer como los animales prehistóricos, es el momento de eliminar las armas nucleares, como lo ha destacado el secretario general de la ONU, António Guterres.
Como arquitectos de nuestro destino y testigos de una creciente tensión global, la carrera armamentista y los conflictos internacionales en varios frentes, debemos difundir y debatir en el ecosistema educativo las ventajas del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Por ejemplo, reflexionemos en las universidades y en las escuelas, a través de casos, sobre el fatídico estallido de las bombas atómicas en Japón y de cómo hoy, más que nunca, es una amenaza latente para nuestra autoaniquilación masiva.
Asimismo, Guterres asegura, con acierto, que las armas nucleares no otorgan seguridad a los países que la poseen. Ahí tiene razón, porque al presionar un botón atómico, inmediatamente las llamas de las trece mil ojivas nucleares arderán como una bola de fuego global, donde no habrá ganadores, pero sí, perdedores: la humanidad entera derrochando por la borda tanta inteligencia que no supo manejarla para convivir en armonía.
Por ello, urge agregar a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, el objetivo 18, eliminación de las armas nucleares como política global de sobrevivencia. En las universidades, abramos una línea de investigación centrada en el logro de un planeta libre de armas nucleares. También usemos la internet para presionar a los gobiernos del mundo, negociar planes que aseguren la supervivencia de la humanidad en memoria de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki.
Eliminando todas las armas nucleares a nivel mundial y sembrando la paz en la mente de las personas, construiremos un planeta más seguro, de lo contrario, podríamos terminar acompañando a los dinosaurios en los museos del futuro.
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