Tino Santander

Dos visiones: Haya y Fidel

Dos visiones: Haya y Fidel
Tino Santander
29 de noviembre del 2016

La propuesta de Haya de la Torre de la unidad de los pueblos es realista

Sin lugar a dudas, Fidel Castro fue una gran personalidad mundial y la esperanza e ilusión de generaciones en nuestro continente. Pero su visión estuvo equivocada y hoy resulta alejada de la realidad y decepcionante. Tuvo liderazgo, talento y gobierno dictatorial, además de medios ilimitados para proyectar su imagen. Construyó una marca poderosa y con su presencia fue capaz de poner a su pequeño país en el mapa de los acontecimientos mundiales. Pero los hechos no le dieron la razón. Su encendida prédica revolucionaria quedó archivada en los viejos anaqueles de la historia, sin presente ni vigencia, y con resultados no muy alentadores para su pueblo. Maduro, el socialista del siglo XXI, es hoy uno de sus fanáticos seguidores. Lo mismo Ortega, el presidente tres veces reelegido de Nicaragua ¿Son acaso ejemplos a seguir?

La presencia de Fidel nos estremeció en su tiempo, pero su travesía fue efímera y su legado ha quedado ahora en las manos de su hermano Raúl, bajo la forma de una dinastía que nos recuerda a las viejas dictaduras caribeñas de los Somoza y los Trujillo. Fidel, el comunista de los largos discursos en plazas llenas, no es comparable en su estatura histórica a Lenin ni a Mao, creadores del socialismo que él pretendió seguir e imitar sin lograrlo. También quiso aproximarse a las figuras epónimas de Bolívar y José Martí, que emuló al intentar erigirse como libertador de América Latina. La revolución cubana conducida por él no nos deja un mensaje tan trascendente como el de la Revolución Francesa, cuyas ideas siguen influyendo el pensamiento social y político. La revolución cubana es parte del pasado.

Otra visión política es la de Víctor Raúl Haya de la Torre. El ilustre pensador peruano no se dejó encandilar por Fidel Castro, cuya prédica hechizó a juventudes del continente. Rechazó con vehemencia el alineamiento de Castro con el comunismo de la desaparecida Unión Soviética y señaló al mismo tiempo su condena al capitalismo estadounidense. A esos bloques los describió y señaló como amenazas imperialistas contra nuestros pueblos.

Haya —en la más digna soledad— levantó desde la izquierda socialdemócrata una bandera diferente. Defendió la justicia social, la democracia, la independencia de América Latina y la unidad de sus pueblos como respuesta continental frente a la Unión Soviética y los Estados Unidos, que se enfrentaban para dominar el planeta. Haya fue por eso insultado, acusado de traidor y vilipendiado; mientras que Castro era considerado la figura estelar del momento. La muerte de Haya pasó en esa época casi inadvertida en el ámbito internacional.

Sus ideas fueron ignoradas y ridiculizadas por la maquinaria propagandística de la izquierda comunista y de la derecha conservadora. Fue Haya, sin embargo, el creador y actor de un de los grandes partidos populares que se fundaron en América Latina: la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra), su principal obra política. Los partidos que movilizaron multitudes y miles de sus militantes fueron perseguidos o asesinados por las dictaduras. Sus movilizaciones lograron no obstante importantes triunfos y reformas en todos los ámbitos y en estos días las luchas sociales y democráticas siguen produciéndose en todo el continente.

A la luz de los acontecimientos actuales, con la cuarta revolución científica y tecnológica en marcha, con la globalización cultural, económica y política, con el surgimiento de nuevos imperialismos financieros y comerciales, nos preguntamos: ¿cuál de las dos visiones interpretó correctamente la realidad latinoamericana: la de Haya de La Torre o la de Fidel Castro?

La unidad de los pueblos latinoamericanos planteada por Haya adquiere renovada actualidad. Su idea de la integración económica y política de América Latina la hacen suya hoy diversos países, movimientos políticos y grupos sociales. La creación de un bloque latinoamericano que asegure nuestra independencia y progreso, para que millones salgan de la pobreza, es la única posibilidad que tenemos de sobrevivir como naciones libres en medio de los cambios gigantescos e imprevisibles que se producen.

La visión de Haya de la Torre de la unidad de los pueblos es realista. Significa superar los nacionalismos inútiles y retrógrados para unirnos y crecer. De lo contrario, nos espera un largo viaje hacia la noche de la confrontación y la miseria.

 

Tino Santander

 
Tino Santander
29 de noviembre del 2016

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