Juan Carlos Valdivia
¿Dónde está la oposición?
Crítica a la directiva del Congreso ante excesos de Nadine Heredia
Los hechos que muestran las agendas de la señora Heredia son de suyo graves. Muestran cómo eran financiados por el gobierno de Venezuela, cómo compraron un diario con dinero venezolano, (y entonces Belaunde Lossio es solo un testaferro), cómo tenían una red en el Poder Judicial que los ayudaba con sus juicios –con vocales supremos y miembros del TC-, y cómo iban construyendo relaciones con una serie de empresarios extranjeros. También cómo tienen un pequeño grupo de leales, como la amiga Rocío o la embajadora en París, la cuñada en Suiza o el hermano a cargo de los depósitos, que les ayudan a manejar enormes montos de dinero que al parecer terminan en cuentas en el extranjero.
Pero frente a estos hechos ¿Qué ha hecho la oposición? ¿Cuál fue la intención de los grupos políticos en tomar el comando del Legislativo? ¿No se trataba acaso de restablecer el equilibrio de poderes?
Lo cierto es que hasta la fecha, la actuación del Congreso es decepcionante. Mientras presentan una moción para investigar los hechos, y hasta que llegue a aprobarse y se conozca quienes serán los responsables de las pesquisas, podrán pasar dos semanas. De ahí se establecerá un cronograma y se comenzará a citar a los implicados, lo que tomará una semana más. Es decir el mismo comportamiento que cuando los nacionalistas bajo el mando de la señora Heredia presidían el Congreso.
Mientras tanto, la señora Heredia sigue usando actos oficiales para ejercer su defensa, acompañada de ministros de Estado, lo cual no llama la atención de los parlamentarios que se reclaman de oposición. El Presidente de la República defiende públicamente a una ciudadana que es su familiar y a quien una procuradora pública ha solicitado que se le investigue, incumpliendo sus deberes constitucionales. Y en su defensa agravia a las comisiones que vienen investigando los negocios de Belaunde Lossio. ¿Y el presidente del Congreso? Mira a un costado y evita defender los fueros parlamentarios.
¿No debería evitar la oposición en control del Congreso que la señora Heredia siga usando el aparato del Estado en su favor? ¿No piensan poner control a un poder que no tiene ningún control? ¿Querían la presidencia del Congreso para hacer política o poder contratar a sus amigos?
Hasta este momento la actuación de la llamada oposición parlamentaria al mando del Congreso es decepcionante. Timoratos, sin ánimo de confrontar al poder, alejados del sentir ciudadano que ve con preocupación cómo los políticos se cubren unos a otros y evitan cumplir con su deber.
Parece que el oropel de sus oficinas, la numerosa seguridad, y las motos y las circulinas que lo preceden, le han hecho perder el sentido del deber a Luis Iberico. Esperemos que lo recupere.
Por Juan Carlos Valdivia
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