Manuel Bernales Alvarado
Día Mundial del Ambiente
Algunas claves para un mejor Bicentenario
Los “días mundiales” se realizan para que toda la humanidad tome conciencia de problemas en los que se nos va la vida. O cuando menos la calidad de vida, si no cambiamos para bien nuestras ideas, creencias, valores, estimativas, actitudes y conductas en favor de la una vida mejor para todos. Con fundamento en normas y preceptos de acción, principalmente del sistema de las Naciones Unidas –es decir, de la ONU y de agencias especializadas, fondos y programas– cada sector puede tener y tiene “días internacionales” establecidos por sus órganos competentes.
En conmemoración del tema central de la Conferencia de Estocolmo en 1972, el ambiente de la sociedad y los Estados, luego de la cual se instituyó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se decidió que cada 5 de junio se conmemore el Día Mundial del Ambiente, para recordar, renovar, ahora revolucionar, y actuar bien para detener la degradación ambiental, crear activos ambientales, revalorar la naturaleza y la cultura, saberes y prácticas diversas, que unidas a las modernas, potencien una vida segura y un desarrollo sostenible, durable, con buen legado para las generaciones venideras.
De 1972 a 1992, en la Conferencia Mundial de Río sobre Biodiversidad se dieron importantes avances y retrocesos en relación diversos objetivos y metas mundiales. En dicha ocasión se hizo una importante acción política y académica en favor de la Amazonía, patrimonio de las naciones y estados propietarios, y de la comunidad humana beneficiaria de sus contribuciones específicas a la biodiversidad y clima de la Tierra.
Nuestra única nave espacial colectiva y casa común, con viejas y nuevas agresiones como la pandemia del coronavirus, es un mix de zoonosis y manipulación de laboratorio, cuya fuente responsable específica, una o más, se verá con claridad luego de la guerra comercial y política que complica a protagonistas y dependientes de decisiones globales de los Estados y empresas con dominio interterritorial, como años ha expresaba Maurice Byé.
Tras la implosión del sistema soviético de partido único y sojuzgamiento, evidente, no es opinión, de naciones y Estados que se llamaron democracias populares, vino una acelerada mutación colosal del sistema económico y político internacional y de varias sociedades y Estados prácticamente en todo el mundo, aún en proceso, pues se mezclan elecciones con guerras, migraciones y esta pandemia letal, dolorosa, manipulada e incierta en relación a buena parte de sus consecuencias.
En este marco y período se ha puesto en relieve propósitos que responden a demandas colectivas con base en los Derechos Humanos y el principio internacional de democracia liberal, Estado de Derecho y separación efectiva de Poderes, etc, que siendo particulares, están inseparablemente unidas y han cuajado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, algunos importantes recursos internacionales, regionales y nacionales para realizarlos incluida una renovación profunda de la cooperación internacional, devenida muchas veces asistencialismo y clientelismo internacional.
Asociadas a las conmemoraciones se han creado normas legales internacionales muy variadas la ONU y organismos del sistema, que son parte esencial del multilateralismo cuyo balance, aún positivo, no puede ser mejorado liquidándolo, como se evidencia en declaraciones y prácticas o en solo en decisiones sin retórica anti multilateral, de grandes potencias como Estados Unidos de América (EUA) y la República Popular China (RPCH).
Esta pandemia mixta de zoonosis y laboratorio, ha dado lugar a por lo menos tres visiones mundiales, que poco conocemos entre nosotros en su profundidad y su alcance, porque se omiten, por prejuicio y desconocimiento habitual, dimensiones y variables clave. Menciono algunas: tecnológicas, de mercados, de cultura y saberes y de seguridad internacional militar, industria alta en carbono que sigue creciendo, que no es para curar sino para matar. También la complejísima dimensión de seguridad no militar, como migraciones por varias causas a menudo combinadas con la pobreza y precariedad: calentamiento global, degradación ambiental de bosques por cambio de uso del suelo, monocultivos, tala y minería ilegales, mega hidroeléctricas, carreteras en vez de vías multimodales; de mares, ríos y lagos por recibir basura, residuos sólidos, de toda clase domésticos, agrícolas, de infraestructura, de energía e industrias de transformación. La concentración de población en urbes se ha litoralizado constituyendo un desafío gigantesco y atrasado aún en realizaciones correctivas planificadas.
Ante este panorama hay quienes piensan y actúan para simplemente regresar a la normalidad: son los menos pero tienen gran poder empresarial, financiero y estatal militar y no militar. Hay otros que por su religión e iglesias fundamentalistas, en muchos países con gran población, postulan el imperio de sus creencias y prácticas porque creen que evitan epidemias y pandemias, aunque usted no lo crea.
Una segunda tendencia con variadas postulaciones de grupos con coincidencias y discrepancias, afirma la común expresión de nueva normalidad, pero el enunciado no tiene un solo contenido sino varios; deviene expresión polisémica y que se emplea en periodismo y política porque permite varias representaciones, anhelos, búsquedas y rechazos.
Una tercera corriente es la que en varios ámbitos privados y públicos, sabe que no hay vuelta atrás y que habrá opciones de mejor orden mundial, mejor multilateralismo, y nacional, pero no tiene evidencias ni demostraciones contundentes sobre el devenir o los cursos que tendrá la pandemia según continentes, regiones y poblaciones. Ello depende de factores no controlables y otros relativamente gestionables como las inversiones productivas de bienes y servicios, en particular y principalmente de:
a) protección y racional empleo de los recursos del ambiente mediante normas e intervenciones que cambien percepción, educación, cultura y comportamientos: inversiones sostenibles debidamente eslabonadas entre sectores en un territorio determinado, agromineras principalmente, porque proveen seguridad humana y desarrollo humano, no meras cifras macro sobre crecimiento desigual y combinado como hasta ahora, que tienen su importancia dependiendo de a quienes beneficia o saca de la precariedad y no eternizan privilegios y poder.
b) reestructuración de servicios y provisión de bienes, mejor si participativa, a escala de familias, comunidades y distritos, primer nivel de atención, no solo para curar la enfermedad, sino para el desarrollo de la salud, la educación, la producción según ecosistemas, redes de servicios públicos, incluida la digitalización, seguridad ciudadana y cultivo de valores positivos de identidades y patrimonio local, de cuenca o de distrito y provincia.
Tres medidas son indispensables para que, con base y enseñanza de lo que se hace en el Perú y el mundo podamos superar ideologismos, palabrerías, dogmatismos y fanatismos y construyamos amplios consensos populares de la nación peruana con toda su diversidad humana y natural, todas sus sangres y sus reinos naturales simbolizados en el Escudo Patrio:
a) Corregir clamorosas deficiencias de ordenamiento, organización y gestión en tres niveles de gobierno. Ante todo, compactando la proliferación ministerial, de entidades de existencia forzada, reinstituyendo los sistemas de alta dirección de planificación, que no es CEPLAN, racionalización y sistemas de administración, dotando al Ejecutivo nacional de mejores cauces para contratación y contraloría, aprovechando nuevos mecanismos ya probados que comprende la digitalización. Un tema central es racionalizar la Presidencia del Consejo de Ministros, mal llamado Premierato.
b) Los tres poderes del Estado pueden y deben acoger críticas y propuestas de grupos de la sociedad, más que de partidos, por desgracia han colapsado en su mayoría y su futuro no es claro, para conjurar la pandemia a la vez impulsar mejores medidas de “compensación social” como recientemente lo ha hecho un grupo de personas coincidentes en esos propósitos no excluyentes.
c) Más allá del corto plazo, en diálogo y armonía con iniciativas de territorialización y minería sostenible, impulsadas desde el gobierno, los grupos Agromin, Parques de la vida, redes amazónicas para erradicar la minería y tala ilegal, el Foro Energía 2021, Bicentenario sostenible, que congregan personas del campo y ciudad, de base local, liderazgos nacionales y apoyos externos, tienen articuladas experiencias, conocimientos y propuestas para el largo y mediano horizonte, cara a un mejor real Bicentenario, primero de varios, el siguiente es Ayacucho 2024. Compenetrémonos con nuestra historia para no repetir viejos y nuevos errores. Renovemos voluntad, solidaridad y decisión de ser, realizar y valer más en ocasión de este Día Mundial del Ambiente.
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