Iván Arenas
De Soto, los agricultores, la propiedad y La Convención
Un problema que afecta a la agricultura y la minería
Es bueno salirse un poco de la dictadura del día a día y acercarse al debate estructural e institucional del país. De allí que un documento (el acuerdo entre el ministro de Agricultura y las organizaciones de la provincia de La Convención, en Cusco) firmado semanas atrás revele sobre manera que el debate sobre los derechos de propiedad es "realmente existente" ¿A qué nos referimos?
El documento en referencia indica que “se acuerda realizar las consultas legales para que la titulación de tierras (…) en La Convención se realice de manera individual y a costo de los beneficiarios (…) de los predios”. En el acuerdo, firmado por congresistas y representantes de las organizaciones agrarias, también se revela que serían más de 16,700 los predios rurales afectados. En otras palabras lo que los productores agrarios están pidiendo al Estado a gritos es la formalización de sus predios, pero sobre todo que se les otorgue y respete el derecho a la propiedad privada en el campo.
Antes de continuar es bueno hacer la observación de que en La Convención se inició una ola que luego sería la reforma agraria. Una ola que surgió entre sangre y fuego. Aquí no vamos a juzgar si fue positiva o negativa tal reforma, porque de alguna u otra manera la historia se ha encargado de ello y el tema es harina de otro costal. Pero si algo debemos decir es que la reforma permitió la desaparición del régimen semifeudal en el campo y saldó aquello que los sociólogos y pensadores de la modernidad llamaron el “problema del indio”, no obstante que la reforma “sovietizó” el campo cuando se decidió por la creación y consolidación de aquello que luego se llamarían “cooperativas”. De lo contrario el velascato habría sido la partera de una novel sociedad de propietarios, y la suya no había sido sino la revolución de la propiedad.
Que los propios agricultores hoy reclamen la formalización de la propiedad “individual” nos advierte que —como decíamos líneas arriba— el problema no se ha cerrado. Este reclamo nos remite a la vieja tesis de Hernando de Soto sobre la propiedad, el Estado y la sociedad formalizadora. Los agricultores de La Convención no solo reclaman un título de propiedad al Estado, sino también un sistema de incentivos, de costos y beneficios mejor al que ahora existe. En los últimos años el campo en La Convención es un fracaso porque, a pesar de la intervención estatal, el sistema encierra un perverso esquema de subsidios cíclicos que no responden a la realidad del agro.
De alguna u otra manera también el problema de la formalización y otorgamiento de la propiedad sucede también en la minería. Hoy, en muchas zonas del Perú, el propio comunero se ha convertido en minero informal —"una fuerza social, popular y promercado"—, o en todo caso arrienda sus áreas a empresarios mineros populares. Además, en las comunidades existe un mercado informal de la propiedad, que evidencia que las comunidades campesinas ya no responden a esos viejos esquemas de la economía. Pero además se ha cerrado toda posibilidad de otorgar a los propios comuneros la propiedad del subsuelo. ¿No es acaso eso antiliberal?
La izquierda tradicional y la derecha —que suele actuar de liberal pero es mercantilista— han quedan silenciosas frente a la minería, las comunidades y la propiedad. Pero tarde o temprano, aunque pasen décadas —como en La Convención—, los propios ciudadanos reclamarán propiedad al Estado. Al antropólogo de izquierda y al economista de derecha les aterra la posibilidad de la propiedad del subsuelo en las comunidades, como alguna vez les aterró la propiedad individual en el campo. ¿Por qué?
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