Giancarlo Peralta
¿Cuál es la opción de Castillo?
Polémicos nombramientos dentro del Poder Ejecutivo
El líder terrorista Abimael Guzman señaló, tras su captura, que esto no era más que un recodo en el camino, poco tiempo después dio la orden de rendición y solicitó amnistía para las huestes del terror que abatieron la vida de más de 70,000 peruanos, la mayoría de ellos humildes pobladores que habitaban la sierra alta del país.
Para las víctimas del terror no hubo amnistía, hubo sangre, dolor y muerte; una fractura emocional inenarrable para las familias que perdieron a un ser querido. La amnistía busca el olvido y el perdón; lamentablemente en el Perú no ha habido olvido sino una manipulación de la información difundida con relación al período de violencia social más prolongado que se vivió en el Perú republicano.
Desde que a la Comisión de la Verdad se le sumó el encargo de la “reconciliación” empezó la distorsión de lo acontecido. Los culpables de los sucesos fueron y seguirán siendo los terroristas, Sendero Luminoso y el MRTA. En cambio, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y la población que se sumó a la estrategia de pacificación y defensa frente a las acciones terroristas, fueron quienes enfrentaron a las hordas demenciales que buscaban la captura del poder a cualquier costo. Cierto es que en la lucha por la recuperación de la paz hubo excesos de quienes recibieron el encargo de la sociedad de acabar con un flagelo que destrozaba física, moral y socialmente al Perú, pero esos acontecimientos no los equipara a quienes iniciaron estos actos de barbarie.
Recientemente los grupos vinculados a la corrupción en el aparato estatal se aliaron con personajes aparentemente vinculados con los remanentes de las agrupaciones subversivas, con la finalidad de mantenerse en el poder. A eso responden los recientes nombramientos de Raúl Noblecilla (abogado del congresista Guillermo Bermejo y que Pedro Castillo –y su asesor en la Presidencia del Consejo de Ministros, el ex premier Aníbal Torres– y Betssy Chávez) como nuevo viceministro de Gobernanza Territorial. Es decir, estará a cargo de definir –entre otros- los límites distritales, provinciales, regionales, pero también, hasta donde llegan los terrenos asignados o reconocidos a tal o cual comunidad campesina o nativa, hilos muy sensibles que requieren objetivos claros y visión de largo plazo, a menos que siga pensando como lo hicieron las huestes del terror en los años 80, o estás conmigo o dejas de ser.
El magíster de la Universidad César Vallejo, profesor Pedro Castillo, también ha nombrado a Wilson Barrantes como nuevo jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia. Pero sucede que Barrantes era un asiduo partícipe en los eventos organizados por el Movadef, organización de fachada generada por Sendero Luminoso y que promovía la amnistía y libertad de todos los presos por terrorismo.
Si hay algo positivo en estos nombramientos es que revelan el verdadero talante del gobierno de Pedro Castillo. Se siente cada vez más seguro del copamiento del poder que viene implementando; es consciente que la delincuencia en la actualidad integra la clase política y por eso las denuncias de compra de votos de congresistas en contra de la vacancia presidencial se van multiplicando.
Lo negativo es que desde el cargo de la DINI, Barrantes y Castillo pueden tener acceso a documentación clasificada en la implementación de una exitosa política antiterrorista a principios de los años noventa del siglo XX, lo misma que llevó a la captura de los cabecillas de ambas organizaciones.
Si el Perú logra deponer a Pedro Castillo, es momento de escribir la historia de lo que verdaderamente sucedió, de reformar las instituciones electorales para evitar vacíos que permitan que subversivos hagan uso del sistema democrático para quebrarlo por dentro y montar una parafernalia que le dé apariencia de separación de poderes al intento de instaurar una dictadura tan cruel y violenta como las existentes en Cuba, Nicaragua, Venezuela o Corea del Norte.
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