Manuel Gago

Crece la resistencia nacional

Sector siniestro intenta gobernar Perú

Crece la resistencia nacional
Manuel Gago
26 de noviembre del 2018

 

La tercera ley de la física planteada por Isaac Newton señala que contra toda acción existe una reacción de igual medida y en la misma dirección pero en sentido contrario. El enunciado del físico británico encaja en las actuales circunstancias. Importantes voces de independientes han comenzado a reaccionar contrariando al Ejecutivo y al sector justicia. Aumenta así la resistencia ante la manera como se conduce el país: arbitraria, sin respetar las normas ni la Constitución.

La percepción de que el Gobierno de Martín Vizcarra está comprometido en cuerpo y alma con la estrategia izquierdista de polarizar y enfrentar a los peruanos es cada vez mayor en la población. A la gente no se le puede engañar fácilmente con los titulares de un grupo de medios de comunicación comprometidos con esa estrategia de corte fascista. Diferentes personalidades están señalando claramente que en el país no se respeta la independencia de los poderes del Estado y que la izquierda (organizada en torno a diversas ONG) quiere copar todas las instituciones públicas. El intento de intromisión de Vizcarra en la Fiscalía, pidiendo la destitución del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, es torpe, escandaloso e inconstitucional. Propio de las tiranías.

En el sector justicia han sido borrados sin ascos los principios más elementales del debido proceso. Para el fiscal Domingo Pérez y para el juez Richard Concepción, con la anuencia cómplice de las autoridades del Palacio de Gobierno, no existe la presunción de inocencia del acusado. La duda ha dejado de favorecer al reo, quien tiene que demostrar su inocencia en lugar de que los fiscales acusadores demuestren la culpabilidad del acusado con pruebas sustentables.

Si Vizcarra no detiene la creciente polarización, mediante el diálogo con las fuerzas políticas opositoras sin condicionamientos de ninguna clase –como el sugerido por el premier César Villanueva, de retirar a Pedro Chávarry de la Fiscalía para iniciar el diálogo con Fuerza Popular— se profundizarán los odios y los enfrentamientos verbales y físicos entre los peruanos.

Martín Vizcarra y su corte de asesores marxistas se han equivocado creyendo que tenían el terreno allanado, con una población dócil y sin las ganas de cuestionar y responder. Creyeron que la actual popularidad del mandatario —sustentada en las turbas que se atreven a golpear a las personas mayores frente a la inactividad de la policía— se mantendría en el tiempo. Todos los populismos son efímeros y volátiles, frágiles e inconsistentes por carecer de objetivos e ideales permanentes. Apelar a las pasiones de la población corresponde a los liderazgos precarios, simplones y de baja estatura. Por ser temporales, tienen fecha de vencimiento. Tarde o temprano la gente reclamará resultados que se puedan ver y tocar. El relato barato hastía y cansa.

La reacción por parte de la población vendrá por el atraso en la reconstrucción del norte —¡para veinte años!, según el defensor del pueblo, Walter Gutiérrez y el ex ministro de Agricultura José Hernández— el asesinato de policías efectuado por avezados delincuentes, el recrudecimiento de la inseguridad ciudadana, el alza de los precios en los mercados, la continuidad de la anemia, el desempleo y el retorno de la pobreza por la ausencia de inversiones privadas. En ese contexto, es irresponsables que el mandatario comience a delinear sus probabilidades electoreras para el 2021, así lo niegue en veinte idiomas. ¿Recuerdan las persistentes negaciones de César Villanueva cuando buscaba firmas para vacar a Pedro Pablo Kuczynski de la presidencia de la República? Vizcarra intentará ser candidato para cubrirse, para tener una coartada, para eludir el caso Chinchero y otros más en los que estaría involucrado. ¡Por eso no quiere a Chávarry como fiscal de la Nación!

El referéndum anodino, populachero, sin sustancia y nada reformista, del 9 de diciembre, será la gran encuesta de popularidad del mandatario. Nada está dicho. Los que apoyan a Vizcarra no explican de qué trata el fraudulento sí. Son parte de una estrategia diseñada en función al engaño y al encubrimiento. ¿De qué? De los comprometidos hasta el cuello en el caso Odebrecht: constructoras y estudios de abogados.

Odiar a Keiko Fujimori y Alan García no puede significar avalar a un sector siniestro que intenta gobernar por intermedio de Vizcarra.

 

Manuel Gago
26 de noviembre del 2018

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