Iván Arenas
Conflictos mineros. ¿Luchadores sociales o chantajistas políticos?
Utilizan las protestas sociales como propaganda electoral
Dirigentes del Frente de Defensa de Chumbivilcas (Fudich) mantienen bloqueado, en el sector del distrito de Velille, el corredor vial sur. No hay paso de vehículos a Las Bambas. Los dirigentes del Fudich estarían asesorados por un abogado de nombre Víctor Villa, ex candidato político cusqueño, quien es un influyente consejero.
La exigencia de los dirigentes no puede ser más inverosímil. Bajo el pretexto de una contaminación que no existe, dirigentes del Fudich exigen que las comunidades obtengan el 20% de los contratos de transporte y que cada unidad les deje más de un millón de soles de ganancia anual. Una exageración que podría ser realidad; no obstante, Las Bambas tiene acuerdos con comunidades que están dentro de su área de influencia directa. Chumbivilcas no lo es y tampoco lo será porque queda a 200 kilómetros.
Los dirigentes del Fudich saben que el pedido es imposible de cumplir. También lo saben los funcionarios de la PCM y del Minem, pero los dirigentes se mantienen en sus trece. No importa si Las Bambas accede al pedido, lo que importa es la legitimidad que estos dirigentes consiguen por su radicalismo.
No es la primera vez que un dirigente comunal, asesorado por abogados, saca la calculadora para saber cuánto va a ganar en una protesta. En Ayacucho, para poner otro ejemplo, los dirigentes que lideraron las protestas contra Apumayo se asoman como candidatos políticos en las próximas elecciones locales del 2022. De hecho, en Cotabambas, en anteriores años, abogados y dirigentes se pusieron de acuerdo para utilizar las protestas sociales contra Las Bambas como partidor electoral y ganancia fácil.
Allí no ganó ningún dirigente local ni comunal, sino los abogados Chávez Sotelo que ahora, todo así lo indica, han ganado un juicio contra una comunidad y obtendrán más de S/ 2 millones solo por asesorarlos. En Moquegua se pasean otros asesores, abogados y brokers especializados en conflictos, son los mismos que pululan en Puno, en Arequipa y en el sur de Ayacucho.
No se trata entonces del agua, de la protección del ambiente ni de las comunidades. Se trata de hacer conflictos por hacerlos. Se trata de chantaje y no de ideales.
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