María Cecilia Villegas

Confesiones de un liberal confundido

Confesiones de un liberal confundido
María Cecilia Villegas
29 de octubre del 2015

Sobre las incoherencias políticas de Mario Vargas Llosa

En un artículo llamado “Confesiones de un Liberal”, publicado por la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad,  Mario Vargas Llosa busca explicar su posición política. Como suele suceder, el Marqués muestra la permanente contradicción entre sus postulados sobre el liberalismo y su actuación política en el Perú.

Al leer el artículo uno recuerda que fue este “liberal” quien se constituyó en garante del Candidato Humala, líder nacionalista de polo rojo, financiado por el Chavismo, con una intentona golpista en sus haberes y quien se quería tirar abajo el modelo de economía de mercado que tantos beneficios ha traído al país. ¿Es que acaso puede un liberal, basado en sus principios, apoyar a un líder nacionalista en llegar al poder? Cierto es que luego se doblegaría al candidato, en una vergonzosa ceremonia en San Marcos, ante un Marqués que, investido de vaya uno a saber qué tipo de poder, se mostraba orgulloso con su criatura.

El Marqués sostiene en su artículo: “el liberal que yo trato de ser, cree que la libertad es el valor supremo. Los fundamentos de la libertad son la propiedad privada y el Estado de Derecho, el sistema que garantiza las menores formas de injusticia, que produce mayor progreso material y cultural, que más ataja la violencia y el que respeta más los derechos humanos. Para esa concepción del liberalismo, la libertad es una sola y la libertad política y la libertad económica son inseparables.” El Nobel continúa: “El liberalismo es tolerancia y respeto a los demás y principalmente, a quien piensa distinto de nosotros, practica otras costumbres y adora a otro dios. Aceptar esa coexistencia con el que es distinto ha sido el paso más extraordinario de los seres humanos en el camino de la civilización.” Salvo, creería yo, si quien piensa distinto de nosotros apellida Fujimori o milita en dicho partido.

“No se puede prescindir del poder”, dice Vargas Llosa. “Pero si se puede frenarlo y contrapesarlo para que no se exceda y arrolle al individuo”.  El problema es que precisamente el gobierno que él garantiza ha debilitado sistemáticamente las instituciones llamadas a generar dicho contrapeso, como lo demuestran los índices de libertad económica y política. El poder informal que ejerce Nadine Heredia en el gobierno de su marido ha sido una afrenta constante a la institucionalidad. A Heredia se le ha permitido usurpar funciones y para protegerla se ha atentado una y otra vez contra las instituciones y el Estado de Derecho. Y sin embargo, el Marqués considera a Ollanta Humala “el mejor presidente que ha tenido el Perú.”

El artículo termina sosteniendo: “Soñemos como hacen los novelistas: un mundo de culturas, razas, credos y tradiciones diferentes coexistiendo en paz gracias a la cultura de la libertad, en la que las fronteras hayan dejado de serlo y se hayan vuelto puentes, que los hombres y mujeres puedan cruzar y descruzar en pos de sus anhelos y sin más obstáculos que su soberana voluntad.” ¿Y que pasa con la libertad del 34% de peruanos que quiere votar por el fujimorismo? ¿Podrán actuar a su soberana voluntad o vendrá nuevamente el Marqués, como en 2011, a impedirlo?

En casa de herrero, cuchillo de palo: el Nobel defiende principios liberales en escritos y discursos encendidos por el mundo entero. Pero todo parecería indicar que dichos principios no aplican, o tienen excepciones, cuando se trata de casa.

Por: María Cecilia Villegas

María Cecilia Villegas
29 de octubre del 2015

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