Juan José García

¿Condenados a crecer hacia arriba?

¿Condenados a crecer hacia arriba?
Juan José García
17 de marzo del 2016

La tendencia global por la cual las personas se aglutinan en áreas metropolitanas se ha intensificado notoriamente en los últimos cien años. Este patrón se repite tanto en países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. Por ejemplo, el 76% de la población de Estados Unidos vive en el 3% del territorio del país. En Japón, 36 millones de personas viven alrededor de Tokio, la ciudad metropolitana más productiva del mundo. En Shanghái (China) y Bombay (India) viven 14.4 y 12.0 millones de personas, respectivamente. Finalmente, nuestra capital concentra a 9.8 millones de personas, lo cual implica que el 33% de la población se concentra en el 0.5% del territorio nacional.

Este patrón es sobresaliente en aquellos países que están desarrollándose. En ellos, las grandes metrópolis se expanden con gran velocidad debido a que la densidad urbana tiende a acelerar la transición de la pobreza hacia la prosperidad. Sin embargo, es necesario mencionar que este proceso suele ser caótico en zonas con poca planificación urbana, como Lima por ejemplo.

Nuestra capital se ha expandido durante las últimas décadas de manera muy rápida gracias a cientos de invasiones. Los distritos ubicados en la periferia limeña (Pachacamac, Los Olivos, San Juan de Miraflores y Villa el Salvador) aún cuentan con una gran cantidad de asentamientos humanos en donde los ciudadanos viven en condiciones precarias, sin servicios básicos y niveles inadecuados de salubridad. Estos poblados han acotado la expansión limeña, dificultando enormemente cualquier intento de planificación urbana a gran escala. ¿Estamos condenados a crecer hacia arriba? ¿Este fenómeno de aglutinamiento poblacional desordenado es negativo?

No, no estamos condenados ni es un fenómeno negativo. Es un proceso que no se va a detener, ni debe detenerse. De hecho, es muy positivo para la sociedad. Según el destacado economista y urbanista Edward Glaeser, en su obra El Triunfo de las ciudades, si la proporción de personas que vive en zonas urbanas se incrementa en 10%, el PBI per cápita de dicho país se incrementa en aproximadamente 30%. No obstante, también señala que la planificación urbana es algo que sin duda facilita la materialización de este beneficio.¿Será posible reorganizar nuestra capital, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos más pobres y generar sinergias entre las urbes poco planificadas y la economía?

Es posible pero con una sincera voluntad política. En el mundo existe un país que logró solucionar un problema similar al nuestro en aproximadamente 15 años: Singapur. Singapur a inicios de 1950 era desordenado, tenía altos índices de violencia, no era ni por asomo tan productivo como es ahora y los ciudadanos vivían en condiciones deplorables. Parte de sus problemas se debían a la falta de planificación urbana, problema que fue muy bien identificado por el gobierno de turno.

Dicho gobierno puso en marcha un programa masivo de reingeniería urbana, mediante el cual se crearían viviendas masivas de bajo costo y se ubicarían en zonas estratégicas. De esta manera, se determinó que de 1955 a 1970 se necesitarían 14,000 viviendas al año. No obstante, el sector privado estaba en la capacidad de proveer solo 2,500 viviendas anualmente, por lo que el Estado tomó una decisión muy polémica: proveer las viviendas directamente.

Para lograr esto, el gobierno empoderó el sector público de vivienda con recursos y poderes, los cuales le permitían reubicar de manera efectiva a posesionarios ilegales. El programa fue un éxito, puesto que la condición de vida de los ciudadanos de menores ingresos mejoró notablemente. Actualmente casi el 60% de singapurenses vive en esas viviendas, y habitar estas urbanizaciones no está asociado con ningún signo de pobreza. El beneficio más notable fue que se logró liberar el espacio necesario para  desarrollar la infraestructura de uso público que tanto se necesitaba en el país, lo cual a su vez incrementó sostenidamente la productividad de la población. Este fue un proyecto de reingeniería urbana muy ambicioso y sin precedentes.

Este caso se alinea con lo que sugiere Contribuyentes por Respeto: el estado debe reordenar las grandes urbes poco planificadas con planes ambiciosos que involucren al sector privado y que sobrevivan a los gobiernos de turno. Esto permitiría incrementar la sinergia entre las zonas urbanas y las zonas productivas aledañas. ¿Nuestros candidatos han dicho algo al respecto? La respuesta es simple: muy poco.

Por Juan José García

 
Juan José García
17 de marzo del 2016

COMENTARIOS