Felipe Tudela
Colombia: la izquierda y el déjà vu latinoamericano
Manifestaciones agresivas que devienen en fuertes cambios políticos
Desde hace una semana, el pueblo colombiano se ha visto envuelto en protestas. Miles de colombianos han salido a protestar contra la reforma tributaria propuesta por el gobierno de Iván Duque. Las manifestaciones han llevado a acusaciones de abuso policial y violaciones de DD.HH.
El 15 de abril, el Gobierno inició una reforma que buscaba subir los impuestos. El proyecto aspiraba recaudar US$ 6,300 millones entre el 2022 y el 2023 para rescatar la economía. Se pretendió poner impuestos a productos de la canasta básica, entre otras cosas, y aumentar el costo de la gasolina, el IVA para los servicios funerarios y el Internet. Asimismo, también se buscaba imponer un ``impuesto solidario’’ para salarios altos y un impuesto al patrimonio.
Como protesta frente a la reforma tributaria se inició un paro nacional el 28 de abril, que desencadenó en manifestaciones masivas. Se han denunciado muertes, violencia policial, detenciones arbitrarias, casos de violación por parte de la policía y también desaparecidos.
Esto no es un fenómeno único, es algo que se ha venido repitiendo en varios países de Latinoamérica, y que deviene en una especie de déjà vu. Este fenómeno, el cual siempre pasa por ‘’espontáneo’’, se ha repetido en Guatemala, Ecuador, Chile y Perú. En Chile fue el alza en la tarifa del sistema de transporte público de Santiago que devino en el referéndum para una nueva constitución, y en Perú fue la vacancia constitucional del ex presidente Martín Vizcarra y la asunción del cargo presidencial por parte de Manuel Merino.
Lo que tienen en común todas estas manifestaciones agresivas que devienen en fuertes cambios políticos es que, “por coincidencia”, siempre terminan beneficiando a la izquierda. Y que lo único que detiene estas manifestaciones es cuando un líder o una propuesta de izquierda termina instaurándose. Algunos sostienen que no tiene nada que ver con la izquierda o la derecha; sin embargo, en todos los casos, apenas la izquierda llega al poder, las manifestaciones mágicamente se detienen y nadie más vuelve a hablar del tema.
‘’¡Pero en Colombia se protesta contra el alza de impuestos! ¿Cómo puede estar la izquierda detrás de eso?’’. Esto se debe a que los manifestantes, aunque protestan contra el alza de impuestos, también exigen un mayor gasto público. Es decir, quieren todos los beneficios de un Estado grande con un gran gasto público, pero no quieren pagar dichos beneficios. Actualmente el Gobierno colombiano ofrece una serie de subsidios –de vivienda, familiar, de desempleo y educativo–, y todos estos subsidios se han visto incrementados por la pandemia. La reforma tributaria mal estructurada de Duque fue un intento de financiar este Estado grande, y terminó detonando las manifestaciones.
Las manifestaciones se originaron en Cali y el Valle del Cauca, los principales corredores de la coca en Colombia y un territorio fuertemente controlado por la FRAC. Lo que vemos ahora son grupos narcoguerrilleros conformados por miembros de las FARC incurriendo en guerra urbana. Las acusaciones de violación de DD.HH. en este tipo de protestas por lo general son cuestionables; y muchas veces las acusaciones de desaparecidos resultan ser falsas, como fue el caso en Perú en las marchas contra Merino. Todo ello forma parte de una estrategia de desmoralización de las fuerzas del orden, que deviene en la deshumanización de la policía y las FF.AA.
Este tipo de manifestaciones no son ni completamente espontáneas ni completamente orquestadas, sino una mezcla de las dos cosas. Se caracterizan por la diversificación de discursos y se pueden catalogar bajo el nombre de “revolución molecular”, un término que se atribuye a los filósofos postmodernos franceses Félix Guattari y Giles Deleuze. Ellos lo plantearon como una estrategia de lucha social y toma del poder, inspirados en el paradigma de Gramsci, que se caracteriza por revoluciones micropolíticas de baja escala, materializadas en manifestaciones y con múltiples sujetos “moleculares” con demandas políticas diferidas y caóticas.
Estas marchas reflejan el fracaso en Latinoamérica de la derecha tecnocrática e ignorante. En términos gramscianos, esta derecha posee solo la coerción legítima del Estado, mas no la hegemonía ni la cultura. Es claro que el gobierno de Duque es un gobierno débil y malo, que pretendió subir los impuestos en un momento de crisis pandémica mundial. Sin embargo, esto no significa que esta crisis no pueda ser utilizada por la izquierda para su propia agenda.
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