Martin Santivañez
Cincuenta años de USIL
Búsqueda del verdadero conocimiento es emblema de la universidad
Toda institución está formada por personas. La familia que conforma la Corporación Educativa San Ignacio de Loyola cumple cincuenta años dedicada a formar a los líderes emprendedores de nuestro país. Es una familia numerosa porque ha empleado bien el tiempo y en estos cincuenta años ha logrado cubrir todos los niveles de formación académica, desde la primera infancia hasta el doctorado. Más de 30,000 estudiantes y miles de trabajadores forman parte de esta gran familia que sigue creciendo y globalizándose, con hogares en el Perú, Paraguay y los Estados Unidos. Toda Universidad es familia, tanto como la familia es la universidad de la vida.
Cincuenta años no se cumplen todos los días. Sin embargo, para la larga vida de las instituciones educativas, cincuenta años son solo el comienzo. Nacidas bajo la tutela de la Iglesia católica, las universidades son instituciones con vocación de permanencia por ser los espacios por excelencia donde se busca la verdad. Toda verdad, todo conocimiento verdadero es permanente y de allí el largo impulso vital de las auténticas universidades. La verdadera universidad, el centro que busca el saber superior, gracias a esta vocación por el conocimiento, asegura su permanencia en el tiempo. Por eso las auténticas universidades construyen la historia de la sociedad donde se establecen. La búsqueda del verdadero conocimiento es el emblema de la universidad. Y solo en un clima de libertad y tolerancia es posible buscar el verdadero conocimiento.
Las universidades fracasan cuando se convierten en centros monocordes y sectarios donde solo prima una ideología o una cosmovisión política disfrazada de conocimiento científico. Nada es más contrario al espíritu universitario que la dictadura del pensamiento único. La búsqueda del conocimiento verdadero desafía a una civilización profundamente relativista, y si queremos recuperar el sentido humano de la academia hemos de procurar que la discusión sincera e inteligente retorne al claustro universitario. Un universitario como Joseph Ratzinger nos recordó la importancia de participar en el diálogo de nuestro tiempo. ¿Cómo se puede dialogar si un sector ideologizado te veta por no compartir su pensamiento político? Sin diálogo no hay verdadera universidad.
Muchos de los grandes problemas de nuestro país están vinculados a las fórmulas políticas radicales que han nacido de nuestras universidades. La unanimidad mediática es la consecuencia de la unanimidad académica. Urge fomentar la libertad de cátedra que estudie sin apriorismos la realidad nacional. Urge retornar al diálogo universitario y a la enseñanza humanista que forma en principios y valores, porque solo así podrá regenerarse un Estado polarizado por ideologías jacobinas que buscan de manera consciente la proscripción de sus rivales.
Necesitamos Universidades peruanistas. Necesitamos universidades libres. Necesitamos grandes espacios de conocimiento con una propuesta de valor que influya en las nuevas generaciones mostrándoles el camino del emprendimiento y la globalización. Organizaciones comprometidas con el Perú, con responsabilidad social y que investiguen nuestra formidable realidad para dejarle un mejor país a nuestros hijos. ¡Un gran saludo a la gran familia de USIL por estos primeros cincuenta años de afirmación de la peruanidad!
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