Guillermo Vidalón
Ciencia versus politización
Cuando la política se vuelve irracional y conflictiva
El conocimiento científico es escrupuloso en el análisis, en los procedimientos y en las formas, y sigue un método más o menos estructurado; la política también tiene su particular correlato. No obstante, cuando esta deviene en politización, y peor aún en corrupción, la intencionalidad no solo deja de ser la de hallar consensos y buscar soluciones, sino que se transforma en un mecanismo nefasto que se orienta a exacerbar la conflictividad social en función a intereses estrictamente particulares.
La semana pasada, especialistas del Ministerio de Agricultura y Riego sostuvieron una reunión con la dirigencia de una de las juntas de usuarios para informarles cuáles eran las medidas adecuadas para enfrentar la emergencia hídrica y evitar que los agricultores pierdan sus cosechas y, por consiguiente, se sigan perjudicando económicamente, afectando la estabilidad de sus hogares.
Los técnicos del ministerio son especialistas en ubicar fuentes de agua subterránea, construcción de drenes y pozos tubulares. El conocimiento y la experiencia de los ingenieros agrícolas e hidráulicos hace posible establecer que, debajo del lecho de cualquier río existe un acuífero (una enorme esponja de agua que cuando se colmata aflora hacia la superficie y se convierte en río, el cual se desliza por un cauce hasta alcanzar el mar).
Los acuíferos pueden albergar un gran volumen de agua por la percolación del agua superficial de una fuente de agua (en este caso un río), o también afianzados por otras corrientes de agua subterránea. Las aguas superficiales (ríos, lagunas, lagos, etc.) tienen una dinámica diferente: su volumen de agua se incrementa principalmente por la ocurrencia de lluvias, por lo que cuando disminuye la intensidad de estas, también lo hace la recarga de las aguas del río.
¿Qué está pasando en la costa sur peruana? La presencia de lluvias ha disminuido y, en consecuencia, el volumen del agua que transportan los ríos. Por eso es que, en la actualidad, los agricultores no disponen del mismo volumen de agua. Los expertos en temas hídricos recomiendan que se emplee agua del subsuelo para garantizar los cultivos, al margen de que se deben incorporar técnicas modernas y más eficientes para que la agricultura haga un uso adecuado del agua disponible.
Extraer agua del subsuelo no implica un riesgo para la estabilidad del acuífero. En la medida de que el acuífero cuenta con su propio sistema de recarga, y mientras que el volumen extraído sea menor al que ingresa, el balance hídrico se mantiene. Tengamos presente que cada vez que se producen avenidas, como consecuencia de intensas precipitaciones pluviales, un gran volumen de agua se desaprovecha en el mar.
Si la solución es práctica y técnicamente viable, cabe preguntarse, ¿por qué algunas dirigencias se oponen a una solución científicamente probada? ¿O será que la racionalidad de su accionar político les indica que si respaldan una solución se quedan sin banderas de agitación para seguir agudizando los conflictos sociales?
La Política, con mayúscula, tiene que sustentarse en el conocimiento científico porque es la fuente que históricamente ha permitido hallar soluciones sustentables. En tanto que “la politización” es la antítesis y, subsecuentemente, la degradación de la anterior. Revitalicemos la Política del diálogo racional, constructivo, promotor de consensos abiertos y transparentes, con asunción de responsabilidades compartidas. Solo así lograremos decantar a los enemigos de la promesa de la vida peruana, los podridos, los congelados y los incendiarios (Jorge Basadre Grohmann, el historiador de la República).
Guillermo Vidalón del Pino
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