Mar Mounier
MEMOREX a la vena
Sobre la propuesta para que García Sayán postule a la secretaría general de la OEA
“El peor enemigo de un peruano es otro peruano” frasecita cliché a la que equivocadamente se recurre en el Perú para excusar la incapacidad ante la crítica y el mea culpa. Esto se retrata en el vergonzante apoyo a Diego García Sayán, el candidato del gobierno para la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Leo la columna del director del diario “Perú21” del último sábado y Juan José Garrido Koechlin se esfuerza en “revelarnos” los motivos para apoyar a Diego García Sayán, en un ad infinitum de motivaciones absurdas. ¡Consecuencia señores! A nadie interesa los cargos y los galones, sino QUÉ se hacen con esos cargos y esos galones. Si ostentando los puestos que les fueron encargados construyeron, sumaron, hicieron patria. Cuando un funcionario tiene actitudes que contradicen el honor y la ética, exponerlo es necesario. Recuerden parte del juramento antes de ocupar funciones: “Que Dios y la Patria os lo demanden”. Pues ahora, la nación peruana, mayoritariamente católica, lo está demandando y rechazando.
Me extraña la confusión del director, sin base ni sustento sobre el historial de vida de uno de los personajillos símbolo de nuestra fauna comunista-progresista. Recordemos la diligente militancia izquierdista leninista de García Sayán, quien siempre tuvo la necesidad de mejorar su “pedigree” político. Ya como candidato al senado con la Izquierda Unida se promocionaba como “abogado, secretario ejecutivo de la Comisión Andina de Juristas”. Señores, ¡toda una autoridad respetable! Bien. Para quienes niegan su empatía con Sendero Luminoso, transcribo el extracto del artículo Entre la guerra y la paz escrito por DGS y publicado en el diario español El País: “Por más que se quiera, no se podrá demostrar que la causa -refiriéndose al terrorismo al cual llama “proceso violentista”- está en el comunismo internacional, porque, entre otras razones, Sendero Luminoso sencillamente no tiene relaciones ni recibe apoyo de ningún país socialista. Tampoco se ha podido demostrar el supuesto apoyo al senderismo por los narcotraficantes; ninguna huella (por ejemplo, armamento comprado) existe de ello” (1984). DGS “garantizaba” en Madrid “no existen pruebas que demuestren el apoyo del narcotráfico al terrorismo”. ¡No existen! Eso no tiene otro nombre más que encubrimiento de terroristas ¿o hay que explicarlo con peras y manzanas?
La -a todas luces- activa defensa, protección y apoyo que brindó DGS a terroristas condenados tiene su época de esplendor apenas es designado Ministro de Justicia durante el gobierno de Valentín Paniagua (2000). En noviembre de ese año, se firman dos resoluciones, las cuales “extrañamente” no fueron publicadas en el diario oficial “El Peruano”. En éstas, DGS conmuta penas y rebaja sentencias para liberar a dos terroristas de la cárcel. Una semanas después, en diciembre, DGS firma once resoluciones supremas para indultar a acusados por terrorismo y ocho resoluciones para liberar a igual número de condenados. Ese periodo fue uno de los más activos para DGS liberando terroristas, pues solo una semana después, vuelve a la carga y firma otros diez decretos para liberar a más terroristas condenados por el delito de “traición a la patria”, sumando un total de 31 terroristas sentenciados liberados, oleados y sacramentados, sin arrugas ni manchas, puestos en la calle como cualquier ciudadano decente. Todo esto ocurrió en menos de 20 días, semanas antes de Navidad.
Por razones de espacio he resumido las mil y un veces que DGS demostró ser un conspicuo defensor y encubridor de terroristas. Si hay necesidad de pruebas, solo levanten la alfombra. Todas y cada una tienen su firma y sello. ¿Sabían -por ejemplo- que DGS quien no nació en el Perú, nos “representa” como presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y “justo” con él en el cargo, terroristas entablan el juicio al Perú y a los Comandos Chavín de Huantar? ¿Es a este individuo a quien se quiere premiar -una vez más- con la confianza para que nos “represente”, esta vez ante la OEA? ¿Interesa realmente si es peruano o no para pasar por agua tibia cada una de las veces que traicionó al Perú? NO. Lo que merece es el REPUDIO nacional. Es necesario que los medios exhiban las “perlas” del pesado collar que cuelga del cuello de quien ahora intenta representarnos ante ese organismo internacional. Hagamos uso de la “memoria”, palabrita que tanto invocan los socialconfusos caviares. Y que quede claro, el grupo caviar no representa lo que ellos intentan hacernos creer, sino que se reduce a un club de tres gatos y medio. Finalmente ¿por qué Juan José Garrido Koechlin no propone a otro peruano quien sí es un diplomático de carrera, como José Antonio García Belaúnde? Bueno, se entiende que vivir la ilusión por el liderazgo pudo haberle jugado una mala pasada. Como director de un diario, el buen Juan José debería preocuparse por formar opinión sobre la base del conocimiento. Es ofensivo respaldar a un caradura solo porque tiene pasaporte peruano y porque el resto así lo espera. Defender los intereses de DGS y la caviarada no es lo mismo que defender los intereses del Perú.
“Desconfúndanse”: el peor enemigo de un peruano es sin duda, otro peruano sin memoria.
Por Mar Mounier (El hígado de Marita)
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